sábado, 28 de marzo de 2009

Santa Semana: "Extreno"


El sol más esperado se derrama sobre la plaza, espejeando en las rayban de los músicos, el fijador de los acólitos y los piercings juveniles. A la convocatoria azul y plata acude el pueblo más variopinto. Día grande, donde se sacan las mejores galas, que no hay Dalí para pintarlas. A buen observador le faltan las palabras para describir el paisanaje. Uniformes multiformes. Algunos para adorar a Cristo se visten como Cristiano Ronaldo, pero sin saldo; así que, te doy un toque y llámame tú. Chaquetas que abandonaron la tarta de comunión; coronillas sin espinas rodean algunas cabezas, apenas cerebros; estigmatización postmoderna que orada orejas, narices, ombligos y pare usted de contar que se pierde; maquillajes fauvistas que se plasmarán en el paño de la Vero; tiempo de ilustrados cuerpos narrativos con tinta indeleble: en una clavícula una flor, en un antebrazo unas letras chinas, en la espalda empieza un dragón cuya cola se pierde allá donde el tanga se hizo breve frontera. Zapatos penitentes impertinentes, puntera aviesa que estoquea al volapié en el juanete que cae sin puntilla . Escote acanalado, y el Juani, protector, rodea los hombros en el camino de la amargura, de la bulla provechosa. Los clásicos visten su terno azul o gris, peinan, si pueden, con raya, y la añorada brillantina es el reflejo en la frente despoblada; y si no, descargan su frustración sobre tiernos infantes con pantalones cortos y calcetines de hilo. Y miran por encima del hombro, dirigen su visión hacia el escote acanalado, acerca a mí este cáliz, con disimulo. Quien apuesta por el terno eterno; alfileres y pegatinas para disimular lámparas; crisis que no renueva el vestuario. La profesión va por dentro, en forma de calzoncillo.
Domingo de estrenos y extremos.

1 comentario:

  1. Jajajaja, muy bueno. Yo iría más allá: Sevilla de extremos, no sólo el Domingo de Ramos, el término medio rara vez tiene lugar en esta, nuestra, ciudad.

    Qué cierto es que al buen observador ese día le faltan las palabras para describir todo lo que ven sus ojos.

    ¡Y qué entretenidas se hacen las esperas con solo mirar!

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