viernes, 20 de marzo de 2009

Carteles


En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar...
Tiempo de mensajes cortos, mensajes equívocos para lectores equivocados. Lo claro es oscuro, sentidos ocultos, mensajes primarios con segundas para el que no puede descifrarlos; números y letras. Imagen impactante que confunde embrión con lactante. Parábolas para tiempos de parabólicas y exageraciones. El medio es el mensaje. Gente sin complejos, aunque el güisqui esté aguado. Sonrisas bobaliconas que te venden paraísos de artificio sin oficio, pero con gran beneficio. Publicidad más ácida para los básicos, que vende más agresiva. Lo barato sale cara, moneda sin reverso para la prosa. Advertencias y peligros, coches y damas de compañías; eufemismo que ocultan lo mismo; compre y venda antes de que salga la herida. Todo es marketing, que se sucede por la ventana, confundiendo eslóganes y marcas, velocidad con tocino, Ford y Campofrío, no me fío. La realidad enmarcada por una valla, donde vaya le sigue el mercado. Valor y desprecio. Descuentos y leyendas urbanas. Disculpen las molestias; trabajamos por usted, consumo gusto. Probablemente la estupidez existe, mira los carteles, que yo sí soy tonto. Campañas sobre campaña, que rima con país en el que el más idiota hace ,¿qué hace? Y no hace falta ser un lince para adivinar las intenciones de algunas oraciones y sus acciones. La bolsa y la vida.

2 comentarios:

  1. Comienzo a entrar aquí con un respeto casi de sepulcro. Me alimentan tus entradas, literatura en estado puro. Un respeto, me descubro.

    Abrazos.

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  2. Pues yo creo que en este país sí hace falta ser un lince...

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