martes, 31 de marzo de 2009

Santa Semana: Catenarias.


Polémica servida, agrio debate, por un quítame allá esos cables. Miles de euros en la operación, pero hay que mantener la tradición, que queda feo un tío con caña, que se estropea el rito. El grito en el cielo, y un ayuntamiento, que amaga, pero no da, que muestra unos principios marxistas, que si no le valen, ya tengo otros. Hay que proteger la fiesta, la espiritualidad, la religiosidad popular, que para eso está CAF Santana, la empresa que llegó para echar un cable a cofrades y regidores. Qué nombre más cofradiero, ni que viniera de Triana, que mostrando su sevillanía, te retira lo que estorba y no lo cobra, ¿será que le sobra? Esta levantá va por CAF, empresa más Cofrade, que se saca del cofre, para que no molesten los cables. Olé sin catenarias, para que siga la fiesta centenaria. Y mira que el tranvía era una estampa añeja, de foto color sepia y aire Serrano. Ya está faltando el azulejo, que conmemore el acontecimiento, esquina del andén, con cortinilla que inaugure el momento, algo sencillo y que no falte la placa, que aquí se fusiona la modernidad más vanguardista, con la tradición más rancia, qué atrevida es la ignorancia. Pero así se hacen las cosas en mi Sevilla, sin improvisaciones, con raciocinio, con precaución y bien medidas, sin medias tintas ni favoritismos, que para eso somos capaces de molestar a todos por igual: al rancio y al postmoderno, al capillita excluyente y al antropólogo esteta, por el deseo de un metrocentro llamado tranvía.
Ese debió ser el motivo que, ayuntamiento previsor, provocó que las setas se diseñaran gigantes, pues no iba a ser elegante, la retirada de las sombrillas. Qué rima más pregonera.

lunes, 30 de marzo de 2009

Santa Semana: La llamada


Por la calle del político orador viene una cofradía de ruán y negro. Tranquilidad y sosiego, momento elegido; la bulla para los jardines del pintor concepcionista. Fácil ir al encuentro de las imágenes. Se acerca el paso. De repente, politono cofrade, algo así como Bulería en San Román, que suena a burlas de cornetas en el silencio de la noche. Mirada de reproche, y el aludido que ni se inmuta, botón verde que descuelga y conversación para mayores sin reparos. Paso que avanza, huida hacia delante, alivio estético que muda la cacofonía, paso de mudá para acompañar a la imagen. Pero, por eso lo llaman móvil, conversación que sigue tus pasos, añoranza del teléfono de góndola que ataba en corto receptor y emisor. Martillo que suena y para, y el tuyo, con su yunque, que sigue recibiendo un cincuenta por ciento de información:
-Que sí, que te recojo.
....
-A las 10:30. Que no, que no llego tarde.
....
-Pero, ¿estáis todos?
...
-Yo sí, solo.
....
Fragmentos de estulticias que enturbian la bella estampa.

Paso detenido, tres golpes de llamador, y el llamado que no se inmuta. Voz del capataz, y uno, haciéndose eco, que se vuelve hacia el desaprensivo. Mirada de frente, cara con cara, palabras justas, y le espeta:
"La llamá la quiero más corta"

Lo cortés no quita lo valiente. Paso que se pierde en la esquina, móvil que se apaga, sinfonía perfecta para el momento: Silencio en Castelar.

domingo, 29 de marzo de 2009

Santa Semana: Sillas


Tarde de Lunes Santo. Más allá del puente viene, siempre el izquierdo por delante. Cruz de guía en lontananza. Temprano empezó el combate, fino regate a la bulla, masa de cuerpos expectantes, línea curva que desafía la física, camino corto hacia la imagen. Perdón, permiso, andar egipcio que evite el choque innecesario, carritos de lactantes gateantes, globos japoneses, racimos flotantes junto a nubes rosas. Anhelada primera fila tras la que iniciar el ascenso, salmón que remonta un río de capirotes; pero, ay, tropiezo violento, golpeo en la tibia cual defensa uruguayo. Imprecación poderosa, tiempo que justifica posesiones, lo nómada se hizo sedentario, mediante la mínima expresión del asiento que vino de Oriente. Prietas las filas, no pasarán, la Pasionaria en la Semana de Pasión, primera línea de vanguardia de la tradición más novedosa. Por dónde superar la fila que desata todas las fobias, ensayo de levantamiento de pie, imitación de Chiquito, difícil equilibrio, ¿cómorrrrrr? por ahí no se pasa; ariete embestidor, ¿agachar la cabeza? No; muchos kilos que vencer en la solidaria falange; ¿una pértiga que permita el salto? Si aún no llegó la cruz de guía, menos el pertiguero; hagamos uso del talante. ¿Me permite? Sólo quiero pasar al otro lado. Pasa por otro sitio, la calle es suya, émulo de Fraga, vado permanente sentado en un triángulo, ridícula tela para tantas nalgas. Por el fondo, refuerzos, cientos de individuos que empuñan bastón abatible, sillita de madera, banquillo de los excusados que privatizan la vía pública y democratizan la carrera oficial, gozando de un feudo de cuarenta centímetros cuadrados. A grandes males, retirada estratégica, volver sobre los pasos, rayas salvadora para hacer punto. Bebida refrescante, bálsamo para el sofoco, granizada que calma la sed de justicia. Retorno al campo de batalla mediado el vaso, repetición de la jugada, regreso al pasado, para sí pasar, primera línea de combate, regimiento de sillería, flanco más débil, granizada vertida sobre cogote despejado, distracción de los flancos, abriose el Mar Rojo de ira y se despejó el camino.
En el día de hoy, vencido el ejército sentado para sonrojo de los que quieren disfrutar de las calles en los días más grandes, el paseante ha alcanzado el último tramo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Santa Semana: "Extreno"


El sol más esperado se derrama sobre la plaza, espejeando en las rayban de los músicos, el fijador de los acólitos y los piercings juveniles. A la convocatoria azul y plata acude el pueblo más variopinto. Día grande, donde se sacan las mejores galas, que no hay Dalí para pintarlas. A buen observador le faltan las palabras para describir el paisanaje. Uniformes multiformes. Algunos para adorar a Cristo se visten como Cristiano Ronaldo, pero sin saldo; así que, te doy un toque y llámame tú. Chaquetas que abandonaron la tarta de comunión; coronillas sin espinas rodean algunas cabezas, apenas cerebros; estigmatización postmoderna que orada orejas, narices, ombligos y pare usted de contar que se pierde; maquillajes fauvistas que se plasmarán en el paño de la Vero; tiempo de ilustrados cuerpos narrativos con tinta indeleble: en una clavícula una flor, en un antebrazo unas letras chinas, en la espalda empieza un dragón cuya cola se pierde allá donde el tanga se hizo breve frontera. Zapatos penitentes impertinentes, puntera aviesa que estoquea al volapié en el juanete que cae sin puntilla . Escote acanalado, y el Juani, protector, rodea los hombros en el camino de la amargura, de la bulla provechosa. Los clásicos visten su terno azul o gris, peinan, si pueden, con raya, y la añorada brillantina es el reflejo en la frente despoblada; y si no, descargan su frustración sobre tiernos infantes con pantalones cortos y calcetines de hilo. Y miran por encima del hombro, dirigen su visión hacia el escote acanalado, acerca a mí este cáliz, con disimulo. Quien apuesta por el terno eterno; alfileres y pegatinas para disimular lámparas; crisis que no renueva el vestuario. La profesión va por dentro, en forma de calzoncillo.
Domingo de estrenos y extremos.

jueves, 26 de marzo de 2009

Inauguración


Y se descubrirá la placa, con nombres grabados, para que no se olviden, y se cortará la cinta y se harán las fotos con todas las autoridades sonrientes, rostros plenos de alegría, rostros en la instantánea, rostros.., que rivalizarán por la mejor colocación, aunque ya estén bien colocados. Autoridades resplandecientes, sabedoras de que han cumplido con el compromiso, con un poco de retraso... qué más da. No hay mal que, nunca es tarde si, a la enésima va la vencida, vencidas las voluntades del vecindario. En las puertas se agolparán cientos de ciudadanos, noveleros, que esperan salir los primeros, siempre alguien hará una entrevista, un pequeño paso para un sevillano, un gran paso para la ciudad; personaje para la intrahistoria; las promesas se cumplen. Quién duda ahora de las autoridades, el progreso acaba llegando. Por fin hemos alcanzado el siglo XX, gracias a los caballeros veinticuatro, que nos hacen abandonar el XVII, con la línea 1.
Que la tarifa es la más cara de España, patrañas; que no hay trasbordo, no sea usted borde; que llegó con atraso, no hay acaso; ¿y las otras líneas? Tenemos la 1 y punto. No es por ejercer de Pepito Grillo, pero, ¿no sería fantástico que el día de la inauguración cientos de ciudadanos, ofreciesen una gran pitada a esas autoridades, reclamasen las demás líneas, tarifas más baratas, y estropearan esas fotos? Y después, con serenidad y orgullo, subieran al vagón, usarán el transporte, y demostráramos que no somos súbditos, sino ciudadanos y estamos hartos de que nos tomen por la clá, aplaudidores de una función en la que pagamos y ponemos la cama, aquellos que hacen vicio lo que debe servicio. ¿Para qué exigir? Por fin vamos a dejar de ser cabeza de ratón, para ser cola de león... de león de la metro.

lunes, 23 de marzo de 2009

Inmaduros


Y no voy a hablar de chanquetes.


País este en el que no se puede sacar una imagen de un menor, en el que se llena la boca de protección a la infancia, en el que se habla de la juventud mejor preparada, que debe ser la etapa anterior al paro. Formación e información en acoplamiento deforme. A cada comportamiento, una ley, una norma que regule. Una prohibición sin nadie que la imponga; pura exhibición. De lo escrito a la práctica tanta distancia, papel mojado. La cosa está en regular: a cada alarma, una norma; ante la anormalidad, una regla que combate excepciones sin confirmar. Confusión de derechos y obligaciones, límites y ambiciones. Jóvenes como adultos para algunas cosas, bebés para otras; ezquizofrenia de medios, tantos, que se pierden los fines. Para lo accesorio rigor, para lo fundamental laxitud; menuda actitud, que desemboca en la inquietud, confusión de vicio y virtud. Frustración negada en pequeñas dosis, vacuna paliativa de la caída más dura, dientes de leche para masticar de adulto. En una urna de cristal cinco días; desnudo en el invierno del fin de semana. Odiovisual, caja de caudales que vomita mierda por la tarde, da lecciones por la mañana para vendernos al mejor impostor. Educación maltratada, donde la ludoteca tiene más importancia que la biblioteca, paso previo a la reconversión en discoteca; Alejandría destruida por el Studio 54. Que la realidad no nos estropee el reality. ¿Para qué ser rigurosos, si podemos ser superficiales? Dura lex, vajilla de diario para combatir la sed de justicia, de la que se nos llena la boca, mientras buscamos entre la basura, depositada en el contenedor blanco, donde se reciclan los ideales.
Inmaduros más sabrosos para el aperitivo del sistema.

viernes, 20 de marzo de 2009

Carteles


En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar...
Tiempo de mensajes cortos, mensajes equívocos para lectores equivocados. Lo claro es oscuro, sentidos ocultos, mensajes primarios con segundas para el que no puede descifrarlos; números y letras. Imagen impactante que confunde embrión con lactante. Parábolas para tiempos de parabólicas y exageraciones. El medio es el mensaje. Gente sin complejos, aunque el güisqui esté aguado. Sonrisas bobaliconas que te venden paraísos de artificio sin oficio, pero con gran beneficio. Publicidad más ácida para los básicos, que vende más agresiva. Lo barato sale cara, moneda sin reverso para la prosa. Advertencias y peligros, coches y damas de compañías; eufemismo que ocultan lo mismo; compre y venda antes de que salga la herida. Todo es marketing, que se sucede por la ventana, confundiendo eslóganes y marcas, velocidad con tocino, Ford y Campofrío, no me fío. La realidad enmarcada por una valla, donde vaya le sigue el mercado. Valor y desprecio. Descuentos y leyendas urbanas. Disculpen las molestias; trabajamos por usted, consumo gusto. Probablemente la estupidez existe, mira los carteles, que yo sí soy tonto. Campañas sobre campaña, que rima con país en el que el más idiota hace ,¿qué hace? Y no hace falta ser un lince para adivinar las intenciones de algunas oraciones y sus acciones. La bolsa y la vida.

lunes, 16 de marzo de 2009

Rostro


Espejo del alma. Rostro que se oculta para no mirar a la ignominia. Rostro descubierto que refleja la inmoralidad. Maldita faz. Espectáculo del dolor. Instantánea del diablo. Fachada tras la que se oculta la vileza convertida en costumbre. Intimidad y privacidad, para no alterar la paz doméstica. Muchos medios para tan pocos fines. Inframundo en el primer mundo. La normalidad de puertas afuera y el infierno en el hogar. Sosiego que oculta llantos y gritos. Familia funcional y disfuncional. Náuseas e interrogantes. Razones del horror. Mal absoluto y sin remisión. Agresión a los más indefensos. Mirada animal y criminal. Lo cotidiano que encierra las peores pesadillas. Palabras que no pueden describir. Preguntas sin respuesta. Locura. ¿Por qué?

lunes, 9 de marzo de 2009

Proyectos


Proyectos de la ciudad de las personas. Proyectos grandilocuentes, para alcanzar la modernidad, fin último que sacará del pertinaz atraso a la ciudad dormida. Sueños de la razón. Edificios enormes para proyectar su sombra, entre cajas destempladas y soles eclipsados. Sombra de la que brotan las setas brutas, aplastando al transeúnte. Necesidad de lo superfluo. Reuniones y fotos, abrazos y estrechar de manos, crujir de dientes. Primeras piedras, fundaciones sobre la nada. Dominio de las alturas y del subterráneo, para no caminar por la ciudad cotidiana donde aciertan todos los dardos. Miedo al paseo, que hay prisa por ir a ninguna parte. Arte de birlibirloque, estrambote que remata magnos proyectos sobre una pantalla blanca. La nada cuando se encienden las luces. La ciudad que todo lo soporta: capital sin capital, administración mal administrada, casa de los poetas, que rima con jeta, donde el verso suelto es agarrado y el blanco se oscurece en palabras torcidas escritas por ningún dios. Barro & Co, que enfanga la línea curva, camino recto en la ciudad de las siete revueltas que da la vida, para acabar en el mismo sitio. Puro Lampedusa. Retruécano que intercambia los términos, donde obras son sofocones sin razones que no llegan a buen puerto. Donde acuario sigue siendo signo zodiacal; la torre se enroca para evitar su jaque mate; las setas y losetas compiten en mal gusto por moderno; Santa Oscura se cae a pedazos sin luz ni taquígrafos; lo nuevo no se termina y lo antiguo se acaba, ilógica arqueo. Lo provisional es para toda una vida, pesadilla contigo. Que la realidad no te estropee un buen proyecto inacabado. No-do gordiano. ¿Para qué vamos a arreglar el día a día si podemos estropear el futuro?

jueves, 5 de marzo de 2009

Bocazas


Decía Baltasar Gracián: "Hablar con prudencia. Con los competidores por cautela; con los demás por decencia. Siempre hay tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas".


Siempre te molestaron los bravucones y bocazas, a los que el refranero español asaeteaba con certeras sentencias. En estos días te has acordado de ellos, de los que se jactaban con exceso de orgullo, los que hablaban antes de tiempo y ponían a muchos en un compromiso. La presunción vana nada más que acarrea el desprecio y la venganza fría; la antipatía de los imparciales y el odio del contrincante. Ay, las buenas oportunidades de callar, de mostrar la sonrisa caballerosa; el buen perder y el mejor ganar. Quizás por eso siempre te gustaron los gestos de Justino de Nassau y Ambrosio de Spinola en la Rendición de Breda, ese saber estar tanto en la victoria sin ostentación, como en la derrota con gallardía. Pero, cuando rige la chulería obscena, el aplastar al contrario, prefieres desviar la mirada y con Gracián, abrir su oráculo manual y pensar dos veces las palabras que se han de decir.

Las oportunidades de callar antes de soltar una estupidez, sólo se tienen una vez.

Porque hasta el rabo, todo es león y aunque no sea su plato favorito, ayer se comió al pájaro del nido.

No sé por qué, pero ayer nos quedamos muchos a la luna de Valencia.

martes, 3 de marzo de 2009

Trampa 22




Este es el título de una gran novela escrita por el norteamericano Joseph Heller. Ambientada en un escuadrón de bombarderos del ejército americano en la II Guerra Mundial, que está acuartelado en Italia en los últimos meses de la contienda, el libro es una ácida crítica a la guerra, al militarismo, a la grandilocuencia de la patria, tratada como mejor se puede hacer con estos temas, con fina ironía y humor absurdo. Aunque de estructura complicada, porque no sigue un desarrollo lineal y se entrecruzan anécdotas y personajes, todo gira sobre el absurdo de la guerra, de los mandos y de las pequeñas mezquindades que llevan al individuo a cimentar su carrera sobre los demás. El título hace referencia a la argucia que impide que un soldado se licencie de las armas alegando locura para poder volar. Si el soldado alega locura para evitar volar, entonces, no está realmente loco; porque si estuviera loco de verdad no se tendría por tal y seguiría volando. A esta argucia legal se la llama "Trampa 22". A partir de esta anécdota, el autor reflexiona sobre la burocracia, la cadena de mandos y la jerarquía.


Lo que me parece más interesante del libro es cómo podríamos trasladar ese macguffin a nuestra vida diaria y al mundo actual. ¿Cuántas trampas 22 se alegan desde la burocracia, administración, entidades financieras, compañías aéreas, etc? ¿Cuántas veces nos amparamos en nuestra propia trampa 22 para poner excusas peregrinas o justificarnos ante los demás? Nada más habría que hacer la prueba de llamar a un servicio técnico de telefonía móvil, compañía de seguros, oficina de reclamación...


La nueva facturación de las compañías eléctricas, ¿no es una gran Trampa 22? La no inauguración de la línea 1 de metro de Sevilla, ¿no es una gran Trampa 22? El despotricar sobre la corrupción política, pero buscar cualquier escusa para defraudar hacienda por parte de los ciudadanos de a pie, ¿qué trampa sería?