lunes, 28 de diciembre de 2009

Las navidades del diluvio


Y la profecía se hizo agua. Una lluvia purificadora que inundaría la ciudad de los buzos. Las bocas del metro, ahítas, expulsaban un kiosco flotante, pero tras el rescate pueden seguir circulando los batiscafos de la línea 1. Por la Alameda corrían pseudointelectuales al grito de sálvese quien pueda, buscando refugio en la calle Barco; pero la pasaban putas, que se guarecían al grito políticamente correcto de las mujeres y las niñas primeras. Cientos de sin techo buscaban un cobijo bajo las setas de la Encarnación, a pesar de la falta de madera que se había desviado para que Noé pudiera construir su arca de la alianza de civilizaciones. El Ayuntamiento se enfrascaba en agrias discusiones, cuando más necesaria era la balsa de aceite, sobre qué notables habían de salvarse. El alcalde, aunque como principal autoridad se ofrecía en sacrificio a Poseidón, estimaba que como médico sería de utilidad en el navío; Torrijos, esponjado por la humedad, mostraba su figura de lobo de mar, pipa en ristre, para hacerse fuerte a babor; Zoido, enseñaba fotos de las grietas del arca, mientras denunciaba los sobrecostes y sospechaba de algún lejano parentesco entre Noé y un conspicuo edil, al que acusa de experto en economía sumergida. El concejal de Vía de Agua, ya diseña la reconversión del canal piragua, próxima inauguración en pruebas por Canalejas; y al responsable de turismo se le hace la boca líquido elemento pensando en los gondoleros con camisas de lunares anudadas al ombligo bogando por la Avenida, más avenida que nunca. Por su parte, el P.A, desde los medios de comunicación, advierte que nadie se adueñe de la playa fluvial, que ellos la vieron primero.
El Consejo dirime qué imagen procesionará en rogativa para que escampe la lluvia torrencial: ¿La Virgen de las Aguas? ¿La del Refugio? ¿La Esperanza Marinera? Una vez desechada, por inoportuna, la propuesta de que saliera el Cristo de la Sed, y afeada, por considerarse de mal gusto, la de que el programa cofrade del próximo año se denomine "Tromba a tromba", sí se creará una comisión que estudie elevar una petición a las autoridades competentes para que se contemple la posibilidad de recuperar algo tan sevillano como el paso por el Puente de Barcas.
El Guadalquivir se sale de madre en busca de los cauces que perdimos; y el Lago de la Pava se adecenta para acoger la Feria Náutica del 2010.
Glup, glup, glup.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Jacobino


Ya hizo público el cartel, la definición de las fiestas hecha arte, la expresión en trazos de unos sentimientos. ¡Olé! Un guiño a la contemporanidad desde una efigie aristocrática. La duquesa del pueblo, la amiga de los gitanos, la grandeza de España, la recordwoman de los títulos -y mira que nos gusta un título- "La duquesa que era amada por las instituciones, menos por los del de la cachimba, pero ésos, ya se sabe.., nunca están de acuerdo con nada". Fecha de producción (2009). Lástima que ya no exista Cifesa, ¿o sí? Que aquí cuando se trata de lo que importa, mantenemos nuestras rancias servidumbres. Un cartel que tiene tela del telón, ¿de acero? o de hormigón armado. Arriba farias de la tierra, en pie modélica gestión. Primero la exposición: albricias que el pueblo disfrute del óbolo ducal. Después el monumento: una nueva aportación mundial a la estatuaria pública que nos priva del verdadero arte; a continuación el cartel. Menos mal que, por razones obvias, no podrá dar el pregón. Que Machados no tienen un monumento, no importa; que Cernuda habita en el olvido, con motivos; pero la Duquesa está triste, que no es feliz la duquesa. Pues hagámosle un homenaje a tres (exposición, monumento y cartel). Biblioteca Infanta Elena, Glorieta de Cayetana... Aunque uno pretende de natural ser moderado, hay días en las que el espíritu jacobino le recorre como un hormigueo juvenil. Dejemos lo jacobino para la tapa rancia, que los gourmets convierten en cordon bleu. Y eso suena, dónde va a parar, más aristocrático.

Nota: tomo prestado el cartel de mi buen amigo Rascaviejas y su simpar almanaque.

viernes, 16 de octubre de 2009

Estupefacto


La capacidad de asombro no conoce límites. Algunos se llevan las manos a la cabeza. Esto es inaudito, proclaman. Quizás aquellos que, por ingenuidad o desconocimiento, apuestan por el tópico de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Émulos de Raphael gritan un escándalo desgarrador. Entre gúrteles y mercasevillas, regalos y componendas, "quosque tandem abutere?", y Cicerón se enriquecía con la especulación inmobiliaria. Pero claro, entre bigotes y pipas hay como una pátina de vulgaridad, horterismo que no tiene la grandeza arqueológica; y no es lo mismo. Emisoras, televisiones, diarios, hablan y pregonan; siguen la técnica del embudo, abren grandes bocas en un oh denunciante, mientras que con la boca pequeña amonestan a unos de los suyos. Pajas y vigas, consignas para los convencidos, cada vez menos, esos rostros enmascarados con la sonrisa entusiasmada que agitan una banderita. Cansa tanto...
Al otro lado del charco uno que fue diez, con forma de cero, convida al sesenta y nueve. Un dios parlante siempre se vuelve odioso.
Pero aún hay capacidad de asombro. Cuánto que agradecer a esos informativos, que son capaces de despertar, antes de la predicción del tiempo en este otoño uniforme, de la sonnolencia a un koala narcotizado. Sí, no hay nada como escuchar que una ilustre, tan ilustrativa de unos tiempos pretéritos y presentes como Carmen Martínez Bordiú, ha sido premiada como la "Mujer Menopáusica del año". Sí, como lo leen, hay un premio por eso. Además, con su preclaro verbo señala la justísimamente premiada, "la vida no se acaba con la menopausia". Frase lapidaria, que levanta un olé exclamativo, con la que expresa toda una filosofía de vida. La menopáusica del año, la mayorpáusica del año, qué menos; que igual te baila con gracia sin par, que acude solícita a uno de esos programas para entre páusica y páusica publicitaria engrosar una cuenta por vivir del cuento, porque la vida no se acaba con la menopausia.
Afortunado aquel que aún conserva la capacidad de asombro.

domingo, 30 de agosto de 2009

Síndrome postvacacional



Lo estaba esperando, y ya lo dijeron, en cualquier informativo de los que, como esos carruseles de pequeñas diapositivas de la infancia, van dando vueltas a las mismas imágenes: operación regreso, como si fuera una extracción quirúrgica, atascos; inicio de liga, ésa que juegan dos equipos, con otros más de figurantes; últimas horas en las playas.., y, efectivamente, salió un tipo con pinta de psicólogo hablando del síndrome postvacacional. Síntomas, un malestar general, insomnio, irritabilidad... Ya lo tenemos ahí. Aquí cada proceso de adaptación a la realidad tiene que ser traumático. Aquí necesitamos una medicina que atempere el dolor del regreso. Por qué, ¿porque darnos de bruces con la realidad es un golpe cruel? ¿Tanto cambian las cosas a la vuelta? Mismas caras, mismos trabajos o no, mismos problemas, mismas circunstancias. Quizás el retornante a la ciudad vea que hay más obras que cuando se fue, que la zanja nos contempla con indolencia bostezante, con la cachaza de los que saben que el tiempo les pertenece, para irritación de conductores impacientes. El calor que no remite, pero los estetas se consolaran contemplando los nuevos matices de esa luz del otoño presagiado. Otros se enfrentan a sesudos debates donde se dirimen los problemas que de verdad afectan a la ciudad: la desaparición de las sillas en la carrera oficial. Quien se fue en agosto perdió su silla. Esa será una rima muy sencilla para el pregonero. Discusiones que retrasan las obras de un metro que sigue en su línea. Por las calles del foro todo adquiere un rostro de prisas, seriedad ejecutiva que camufla inoperancias. Gestores de gestos serios que hasta se creen lo que dicen. Alta política para la ciudad llana. A lo mejor, quien padece el síndrome postvacacional es la propia ciudad, que se había acostumbrado a ese ritmo aletargado, a la ausencia de la gente importante y contempla con pereza como, tras una tregua, regresan a sus puestos las fuerzas vivas, más vivas que nunca. Así que, no regresen todos de golpe.

domingo, 23 de agosto de 2009

Crónica de una epidemia anunciada


Todas las alarmas encendidas para cuando llegue el otoño. Una epidemia mayúscula recorrerá el mundo de Este a Oeste. Un estornudo, una sospecha; un kleenex olvidado, un paquete bomba. En el colegio la madre de Fátima estará satisfecha, que su hija ya puede ocultar su cara por razones higiénicas, porque el miedo al contagio ha llenado occidente de rostros velados. Otra madre, castiza, para no ser menos, lleva a su hijo con el antifaz de nazareno. Como en el cuento de Poe, la muerte se oculta embozadada, aunque esta vez lo haga bajo una mascarilla profiláctica. Carnaval de otoño. Las farmacéuticas se frotan las manos, grandes beneficios por el de Roche. Una oleada de puritanismo se extiende: cuidado con los besos, cuidado con tocaros; no te acerques, que tienes la mirada febril y esas calenturas no sanan así. Cada uno en su vaso y el virus en los de todos. Una gran preocupación se extiende por las autoridades eclesiásticas, gran disyuntiva, cumplir el rito o evitar el grito. El cura preconciliar toma la palabra ante la expectación de los feligreses, que saben que no hay mejor remedio para la enfermedad, que escuchar las palabras de un cura. Casi al final de la misa, en el daos fraternalmente la paz, el sacerdote previene, "sed noli vos tangere", que el latinajo siempre tiene más poder taumatúrgico. Rogativas y procesiones inundarán las ciudades, seguidos de disciplinantes y plañideras que entonan el "perdona a tu pueblo Señor"; mientras los hisopos pulverizarán antivirales. Discusiones sobre la imagen milagrosa que saldrá en procesión. El ultra rancio señala que debe salir la Virgen de las Fiebres. ¿Qué ocurrirá en besamanos y besapiés? Las priostías se plantean unas pantallas virtuales desde la que realizar el rito con un emoticono. Por su parte, el agorero anuncia, que lo que entra por las fosas nasales, sale por las fosas comunes. Un estornudo sobre la bandeja de las croquetas, convierte el ágape cultural en cóctel molotov, para los asiduos a las inauguraciones varias. ¿Tendrán éxito los canapés de couldina? Por su parte, Ágata Ruiz de la Prada ha sacado una línea de mascarillas de colores vivos y lunares; porque la prevención no ha de estar reñida con el estilismo elitista. Las epidemias con pan son más.

martes, 18 de agosto de 2009

Determinismo nominal


Como para depositar una ofrenda penetras en el centro comercial, prosélito de la religión del consumo. En la calle el infierno, mientras el templo se abre para ofrecerte amparo. Desconcertado observas el incesante vaivén de los peregrinos, dispuestos a una inmolación incruenta y profiláctica. Dudas qué dirección debes seguir; tardas en orientarte en ese nuevo templo de neones y pasillos. La salmodia leve del hilo musical atontece, pero no entorpece el discurrir de los riachuelos humanos. Recelas si preguntar, pero el pudor y el uniforme te disuaden. Deshaces el camino de un carrito aparatoso, y ya intuyes hacia dónde debes caminar. Efectivamente: al final de un largo pasillo y detrás de varios estantes aparece el altar que andabas buscando. Al menos dos docenas de pantallas vomitan sus imágenes. Llegan nuevos tiempos, una nueva tecnología que nos sacará de la estulticia televisiva: lo digital terrestre que, aunque suene más pedestre, es más moderno que lo satelital. No sabes, pero algo de Lampedusa se te viene a la mente. Divagaciones... Intuyes, asomado a una de esas ventanas opacas, que terrestre o satelital, seguirá primando la misma lógica anal. Los carteles informativos te hablan en acrónimos, divinas palabras a las que reverenciar, ante la que se impone tu ignorancia medrosa que contradice el adagio. Amparado detrás de un mostrador, revestidos de la autoridad de la corbata, varios vendedores resisten el asedio. Vacilas, y como vacilas, te superan familias familiarizadas con la pompa de la compra. La cola avanza con parsimonia, mientras los colantes se remueven inquietos. Por fin te llega el turno, y te toca un vendedor de sonrisa profesional, joven aunque sobradamente aleccionado. Una placa motea la solapa; una supuesta ventaja para el cliente, conoces un dato que él no posee. Casi sin leerlo, su nombre te llama la atención por lo desusado: Prudencio, que no casa con la imagen joven, tecnológica y actual. Automáticamente lees el apellido: Mercader; y es inevitable hacer la relación: Prudencio Mercader. Inmediatamente te relajas; sabes que ha nacido para eso, que es lo contrario del vendedor agresivo. En diez segundos ha ganado tu confianza; sus gestos acompasan la sutileza nominal. Vas a cumplir con la liturgia y no habrá mejor sacerdote que te reafirme en la fe comercial. Has superado esa breve crisis. Ahora encuentras sentido a los neones, al hilo musical, a los pasillos alineados y al peregrinar de romeros que dirigen sus pasos a los vomitorios recaudatorios, flanqueados por mamparas y custodiados por señoritas que, con un grácil y leve movimiento, recogeran, apenas mancillándolo, el óbolo justo y plastificado con el que poder seguir perteneciendo a la cofradía del santo mercado. Consumitum est.

Nota aclaratoria: cualquier parecido con la realidad es una de esas puras coincidencias que pasan en un día de verano, cuando se ha estropeado el televisor de casa y acudes a un centro comercial.

Mientras, en una playa cercana, una muerte tan absurda acechaba a un joven, aunque sobradamente agresivo. Una playa, desangrado y rodeado de ruido y furia. Una muerte romántica para una vida sin poesía. Le sobraba una letra para el verso perfecto. También sufría de determinismo nominal.

lunes, 3 de agosto de 2009

Vallas


Paseando por la ciudad semidesierta, flanqueado por zanjas y más zanjas, para alimentar la discusión. Gymkana estival para fomento del rodeo. Todos los caminos conducen a la obra; y no es una máxima del escriba. Obras son amores.., y en esto se nota cómo quieren nuestros ediles a la ciudad. Vayas donde vayas, una valla; y sobre esa vaya, un cartel; y en el cartel que pone un nombre que no te crees al leer: "Delegación de infraestructuras para la sostenibilidad". Acudes al diccionario de la Academia, y sostenibilidad que no aparece; pero claro, es que la Academia siempre tardó en aceptar las palabras rotundas, desafiantes que impregnaban el lenguaje de un sentido popular. Sostenibilidad, debe ser algo así como cualidad de sostén, sujetador, rancio cruzado mágico o turgente wonderbrá, ¿algodón o lycra? ¿negro o color "canne" de cañón? A ver cómo salgo de esta zanja que me desvía del camino. Sostenibilidad, sobre el precario equilibrio de una valla. Infraestructura para la sostenibilidad: pasíon por las polisílabas. La importancia de llamarse ernestocleidomastoideo. Pongamos un nombre tan largo que los que lo leyeren en el futuro, nos tomen por cursis. Neolenguaje para políticos que hacen de su discurso el terror de los estenotipistas -¡toma, palabra larga que sí sale en el DRAE!-. Como el juego de las estampitas de los futbolistas de la infancia, a ver qué nombre tiene más letras, que me llevo más. El falso tonto van pregonando por ahí, "¿quién me cambia estas estampitas?". Que de pregones y timos esta ciudad sabe latín. S.P.Q.H.

sábado, 18 de julio de 2009

Verano


¿Qué tendrá Marbella? ¿qué tendrá la costa?, cantaban los Chichos en uno de esos sonsonetes de tómbola de verbena de barrio en noches de ventanas abiertas; rumbas tan flamencas que, ay, deberían ser típicas de Flandes. Sonidos que el tiempo lleva a convertirse en clásicos del verano, como aquel que llegó a gobernador civil: degenerando ¿Qué tendrá el verano que saca lo peor de todos nosotros? Te asomas a la ventana catódica y es un vomitorio de estulticias, que no sabes si la arreglará la TDT o el TNT. Los cientos de Españas y Andalucías en directos, los reporteros callejeros, impactos, muestran imágenes que son un reflejo de una realidad, distorsión de espejos cóncavos; aunque, en este callejón sin salida, casi preferiría ser cegato. Paisajes y paisanajes en horrísona coyuntura, ¿o ya es estructura?, playas y romerías campestres; domingueros imantados por las domingas; entierro de la sandía para celebrar a don carnal; cuerpos que se enharinan para pasar por la freidora o la barbacoa, aceitosos sumisos, decidme en el alma: quién, quién levantó los chiringuitos. Georgie Dan el vate del estío. Don José se convierte en Pepito Piscinas: para desinfectarlas, mejor el cloroformo. Siempre nos quedará Gran Prix. Costas dregadas y construcciones, al mejor costo; el hormigón convertido en termita que devora. Contra la plaga extra, spray que sólo dejará el esqueleto: a moverlo pues, en danza macarra, coreografía de costillas mojadas, que la muerte también puede llevar cadenas de oro y bermudas a la segunda residencia. Los titulares del ronaldiario nos muestran a todos cristianos, que sí hay moros en las costas. Los termómetros marcan cuarenta grados a la sombra. No produce asombro que suframos una insolente insolación; mientras, los aires acondicionados nos escupen al pasar por la calle.

martes, 7 de julio de 2009

Obsceno


Miles de espectadores se agolpan en un estadio para idolatrar a un hortera sonriente. Han sido convocados por el repique reiterado de las campanas convertidas en campaña mediática, apertura y cierre de informativos, donde se ofrecían todos los ángulos del cuerpo musculado. La frase más tópica convertida en titular de letras descomunales. Cientos de flashes se dirigían hacia el objetivo, con todo detalle nos han enseñado gestos, breves malabarismos de anuncio, coreados por una tropa vociferante. El fin que justifican los medios es la venta, puro comercio sustentado en cifras insultantes, magnificadas en portadas que no aportan nada a la opinión pública. Estrecha alianza entre el magnate y los mangantes, que confunden valor con precio, pero logran hipnotizar a una masa, que se distrae con el oropel del papel de celofán, para adherirla a su causa sin rebeldía. Ya hemos visto a su familia, conocemos qué pie calza, quiénes pasaron por su cama, el coche que conduce... Escenas que proyectan una vida de fantasía para distraer al personal en este tiempo huérfano de noticias. Como no puedo caer en el entusiasmo circence, capaz de enajenar la razón con los focos que deslumbran, me permito la demagogia. Al fin y al cabo qué significa una asonada que evoca tiempos pasados de tiranos y banderas; o nuevas muertes orientales; o las pateras donde viajan los que quieren llegar al paraiso envueltos en las camisetas de esos mismos fichados por cifras tan insultantes, que podrían pagar decenas de escuelas en sus lugares de procedencia. Ya no hay más fiebre que la merengue manía, aunque a muchos nos empalague. Tiempos obscenos estos, en los que la mesura es tachada de cobardía y en los que el rebaño, pensando adorar a un cristiano, estaba adorando al becerro de oro.

sábado, 27 de junio de 2009

Orgullo y prejuicios


Llegó el día del gran desfile multicolor. Bajo la bandera arcoiris unas carrozas diferentes recorrerán la ciudad que aguanta carros y carretas. Para algunos será una reivindicación, una forma de mostrar con orgullo que no se debe discriminar una identidad sexual. Para otros, desde su caverna, un escándalo que se haga público y notorio lo que ha de permanecer en secreto, que salgan a la luz los que debieran estar en su armario empostrado. ¿Cómo contemplar un desfile que no sea procesional o militar? Otros critican el gasto desmedido en épocas de apretarse el cinturón, para que unos pocos se aprieten el corpiño y se suelten la melena. Habrá quienes quieran apuntarse un tanto, foto vendible que les acerca al término tan manoseado, progreso que avanza por los caminos más trillados, réditos de ceros con la ayuda de Zerolo. Con orgullo, los entusiastas, que reinan por un día, defenderán una opción diferente, para combatir tantos prejuicios. Pero no sé si el talante festivo y carnavalero sirve para normalizar lo que sólo es una de las formas de expresión humana, que no tiene que ser un secreto; o sí, si quien lo quiere prefiere ser discreto. Ni espanto por un desfile festivo, ni entusiasmo ante el discurrir de carrozas, decoradas con la maestría de las mejores priostías, que no se va a hundir la Plaza de San Francisco, hoy más San Francisco que nunca, ni va a ser su día más señalado, cuando suene junto a las catenarias "a quién le importa".

miércoles, 24 de junio de 2009

Unasco


A la ciudad llegaron los miembros de la gran Organización, que tenían que elegir los nuevos patrimonios de la humanidad. Todo muy importante, toda una competición, a ver quien la tenía más larga la lista. En la ciudad fueron recibidos por las autoridades, pero también por la polémica. Incluso un grupo de sevillanos se manifestaba, con sus pros y sus contras, que si progreso o atropelli, que si modernidad o tradición traicionada, tan manida discusión concitó tanta expectación que fueron cincuenta personas. Ay, si hubiera sido una semana antes, seguro que hubieran catalogado al Betis como patrimonio en peligro. Algunos protestaban porque se iba a levantar un edificio singular, ya que sólo era uno, pero bien grande y asombroso, tal que podía tapar a la Giganta por cabezonería. Cajasol con la camisa nueva, regalo para la ciudad. Todo un de talla XXL. De nuevo era la polémica de los rascacielos que perdimos. Julio César Pelli me rodeó de muros y una torre muy alta. Los ex pertos tendrían que dirimir una cuestión pelliobtusa, donde la longitud de la hipotenusa demostraba que éramos doblemente catetos. La ciudad rancia discutía sobre su esencias; la postmoderna se preguntaba por qué tantas ausencias y temores a las innovaciones. Se podía tumbar una biblioteca por la lógica ecológica, un rascacielo por el celo patrimonial; pero, a pesar del ambiente tan seco, los hongos seguían encarnándose y crecían: más madera que era la guerra; y al paseo del XVI lo habían puesto del XXI para di vulgar el nuevo urbanismo, que iguala Norte y Sur en el síndrome de esto colma el frasco de la paciencia. Y qué decir de esas esculturas desmemorativas, efigies de personajes ilustres errores monumentales que surgieron junto a la Maestranza. Tal vez en poco tiempo tengamos varios minusmentos considerados patrimonios sin humanidad por la Unasco.

sábado, 20 de junio de 2009

San Sebastián


Los canallas siguen ejerciendo de canallas, segadores de vida desde un fanatismo absurdo, ante el que suenan tan manidas las palabras. Por otro lado, y como contraposición, la muerte que se lleva a aquel que sembró de esperanza la miseria de tantos, que no se conformó con la simple caridad, sino que quiso ofrecer el mejor regalo para los desheredados: futuro.
Mientras, en la ciudad, imágenes de termómetros tópicos con temperaturas tropicales, búsqueda de una sombra protectora y de esas fuentes esquivas. ¿Por qué apenas hay fuentes en Sevilla?
Para combatir la sed de justicia que amenaza una nueva biblioteca y, si lo dice la justicia, tendrá sus justas razones. Pero, me da que pensar, que los atropellos urbanísticos sólo se paren cuando se trata de una biblioteca, y que en la ciudad árboles y libros sean incompatibles. Libros en el Prado de San Sebastián, en el quemadero, donde se esparcieron tantas cenizas, jardín de libros, palabras que surgen de la madera, mejores vástagos que el polvo inmisericorde que brotó del fanatismo y de la justicia ciega, que no puede leer. Las autoridades tampoco quieren leer el auto dictado. Con disimulo siguen mano a las obras, diligencia para lo que tantas veces es indolencia. La maquinaria sigue su curso, que para eso hay recursos; la justicia sigue el suyo, velocidad de caracol que saca sus cornucopias al sol. Los vecinos contentos, que paralizaron la biblioteca y salvaron los árboles de la ciencia. No vayamos a hacer papel del árbol caído, que las palabras pueden ser un fruto envenenado.
Hace un sol de justicia, que quema a justos como a pecadores, en un prado libre de libros, donde San Sebastián, una vez más, es asaeteado por la ignorancia.

martes, 16 de junio de 2009

Manifestaciones


Miles de personas salen a la calle. Pasean su rabia, imprecan al tirano. La masa se escuda tras las pancartas. Una, tan cercana, donde ves rostros familiares, jóvenes y viejos, unidos por un sentimiento común. Pero también figurones y adheridos que olisquean futuros beneficios; otra, lejos, en un país extraño, donde el fanatismo se enroca en una espiral oscura, que pasaría desapercibida si no hubiera petróleo y amenaza atómica. Muchedumbres congregadas a la sombras de alminares. Unos, conmovidos por una pasión, que se aferran a una bandera en este tiempo de incertidumbre; otros, desesperados que se intentan desasir de la tenaza que secuestra el pensamiento y del velo humillante que cosifica a la mujer. En una se palpa el peligro, la valentía del gritar basta, aunque los uniformes agredan a la diferencia. Con cuentagotas llegan los análisis, sesudas teorías que explican los porqués, los gestos mesurados de la diplomacia que atisba pros y contras, beneficios y consecuencias, malos por conocer, apuestas con las cartas marcadas. En la cercana, observas como algunos, a pesar de los rostros bronceados, siempre pasean guarecidos a la mejor sombra, husmeadores del viento favorable, haciéndose hueco con los codos mientras ponen su gesto más respetable. El monstruo ya no es útil, así que ahora hay que derribar el busto de su pedestal. Cuántos le rieron las gracias, personaje anecdótico, charanga del peor tópico, aunque permanecía con los dientes bien afilados. Amenazaba y humillaba, pero eran daños colaterales para construir un imperio. Los mismos políticos que ahora corren para clavarle la estaca, aparecían genuflexos ante el populismo obsceno. Ya se adivina la damnatio memoriae, cierre del paréntesis grosero, que permute el gran poder en la humildad y paciencia; de la obediencia debida, a la desobediencia civil, para sacar rédito de la amnesia en el otoño del patriarca. Recuerdas momentos patéticos, muecas grotescas que aplaudían al hortera, loas al líder perpetuo escritas por voceros agradecidos, mientras edificaba su pirámide inconclusa. Hoy, sólo hay que cambiar de máscara, donde se dibuje la indignación de muchos indignos, para los que no hay rubor ni principios con tal de sacar el máximo rendimiento en este mercado persa.

jueves, 11 de junio de 2009

Neo Corpus


Procesión de uno de los días que brilla más que el sol. Imágenes antiguas e imagen nueva, custodias de plata y custodia de acompañamiento, órdenes religiosas y añejas órdenes militares de las que apenas se entiende el sentido, agrupaciones, congregaciones, corporaciones, colegios y chaqués, vanidad y salutaciones, sol y calor. La Sevilla oficial, que pretende permanecer inmutable con tradiciones del siglo de oro y otras de ayer por la tarde. ¿Cómo sería la festividad que respondiera a la Sevilla de hoy? La pesadilla apocalíptica del rancio toma cuerpo a través del Corpus; mientras que los "integrados" hablan de renovarse o morir, y adaptarse a la nueva realidad de una ciudad cambiante. Surgirían nuevas representaciones, un tramo de usuarios de la bicicleta, haciendo sonar su timbre en señal festiva, acompañan al paso de San Leandro, revestido de plata, con flores colocadas por Sevici en bonitas jarras con forma de manillar; San Isidoro porta en su mano derecha un Pc portátil; los niños carráncanos serían sustituidos por la congregación rancia-kani, con chaquetitas blancas, rosario que brilla más que el sol, mientras que ellas, muy compuestas, llevarían faldita inglesa; los trabajadores del metro y metrocentro, acompañarían el paso de San Fernando, nada de costaleros, iría alimentado por electricidad y con sus catenarias que, para la ocasión, estarían revestidas de rojo eucarístico; el paso del Niño Jesús del Sagrario procesionaría bajo nuevo templete de plata, basado en el metrosol-parasol, lo que, con la guasa característica de la ciudad, ha llevado a que se le conozca entre el vulgo como el niño-gnomo; las patronas, por su parte, ya no flanquean la Giralda, sino una maqueta de la Torre Pelli; los académicos suplantados por las nuevas academias, desfilan los directores de Afobán, Adams, Clic y Claustro con chaquetas de lino y pantalón fresquito, sin apenas oposición que se les resista; representaciones de las ONG se ordenan tras su estandarte con el lema "Otro mundo es posible"; los seises, con gorra y visera hacia atrás, ejecutan una danza urbana ante la custodia de Arfe; la banda municipal, sustituida por agrupación musical, Corpus Christi por la Saeta; la portada de la Plaza de san Francisco, se inspira en la fachada del nuevo seminario; los miembros del jurado de priostes sensibles levantan sus cartelas calificando cada paso y representación cuando desfilan por la Plaza del Salvador; y el público, para soportar el calor, ve con alivio como el nuevo microclima, que pulveriza agua, funciona a las mil maravillas.

lunes, 8 de junio de 2009

Premios


Con frecuencia descubres en la prensa la convocatoria o concesión de cientos de premios. Los hay de todo tipo, literarios, deportivos, de famoseo, prestigiosos y desprestigiados, para noveles y nobeles. Algunos te interesan, otros los desechas nada más ver la nómina de premiados. Los hay que se convierten en galas insufribles. Pero no vas a hablar de ésos hoy. No, hoy toca hablar de una práctica cada vez más extendida, que es la concesión del premio de rima consonante. Así, han surgido numerosos especialistas, que esperan el momento más oportuno para poner su pica en Flandes. La formula es sencilla, ampararse bien en la inocencia del interlocutor o bien en una breve presunción para el golpe certero. Un experto en premio convierte en imperativo y personal la acción, con el uso de verbos como comer o trincar, al que incluso se le puede añadir un prefijo enfático para dotar de más fuerza al escarnio: "atríncame". El experto puede estar en estado letárgico, pero, no debéis confiaros, su radar detector de terminaciones premiables permanece alerta y se disparará al oír cualquier palabra acabada en "olla", "ote", "ano", "abo", "ino"... Incluso, si es un auténtico creador, estará pendiente de alguna nueva forma tipo "uco" o "ato".
Hay auténticos adictos al premio que han sufrido las consecuencias de no poder corregir su fiebre apremiante, hasta el punto de haber perdido trabajos por haberla puesto de manifiesto ante los directivos de la empresa. En estos casos se recomienda un tratamiento de choque basado en la recitación de la fórmula del doctor Rufino de Moya a través de unos versos, que paso a exponer aquí.

"Tentaciones"

Regalo envenenado,caballo de Troya
escondido en la piel del gran equino,
convierte en logomaquia gran desatino
y las palabras camuflan su farfolla

Puya de rima sin grandes pretensiones,
victoria del versador, golpe sin mano,
vulgar para los que ponen objeciones
que en el escarnio ven talento enano

En el premio dos y dos siempre son cinco,
es aritmética torcida al fin y al cabo,
que sin desmayo en él ponen su ahinco.

No te dejes llevar por un fácil bravo
resiste los acicates con disimulo
que hacen que del toro sólo veas rabo.

Así se cierra con estrambote
estos versos de aspecto fino
para indicar cuál es camino
y que esta práctica no rebrote.

viernes, 5 de junio de 2009

Veinte años


Veinte años, cientos de vidas. Que no resuene la cancioncilla para conmemorar el aniversario de la ¿nuestra? No, no van por ahí los tiros. Pero sí va de tiros. Imágenes que se convierten en símbolos, que son capaces de conjugar todos los tiempos verbales de una infamia. Ahí se ve, detenido, desafiante, ante la maquinaria de hierro que se aproxima. Perfecta representación de la fuerza del estado que aplasta al individuo. El gigante y la hormiga que se niega a seguir formando parte de una colonia obediente. Una plaza inmensa, desasosegante, con esa grisura que expone la voluntad del tirano, partido único que se juega con las cartas marcadas, fue la elegida para la protesta, para el grito que expresa la necesidad de respiro. Soy aunque no me lo permitáis. Un rostro impertérrito, inmutable, agitó su mano inmensa para sacudirse la molestia. Hubo indignación, pero pesó más la indignidad. Mercadeo infame que acalló bocas. El gigante era un voraz productor de mercancias y consumo, quién se iba a preocupar de unas hormigas menos, cuando, si se reproducían, podrían acabar siendo termitas que devoraran el entramado. Así, se fue vistiendo de seda el fantoche simiesco, que lo importante era participar del enorme pastel, prender la antorcha para incinerar las voces que protestaban. Al final todo es estadística y proporción que minimiza la respuesta, que de eso trata la economía: rendimiento por recursos; y no se va a detener el tanque del progreso por unos cientos de idealistas. Al fin y al cabo la paradoja capitalista es capaz de reciclar en daños colaterales una masacre comunista. Quizás la historia es un cuento chino y los ciudadanos somos baratijas de todo a cien.

martes, 2 de junio de 2009

Reciclaje


Como una salmodia las palabras son lanzadas al aire, repetidas hasta que pierden su sentido, como verdad revelada que no admite duda. Por un lado, vivimos en el mundo del usar y tirar, donde nada permanece y hay que buscar estímulos continuos, para que la máquina no se pare. Por otro, hay que reutilizar, reaprovechar, no malgastar, que la basura se convierta en fuente de riquezas, en fértil metáfora de un mundo que es capaz de alimentarse de porquería, para, con envoltorio exquisito, presentarla como ambrosía. Todo es reciclaje, adaptación darwiniana que permita la supervivencia en este mundo de competencia. Se reciclan las personas, readaptándose para nuevos trabajos, las competencias pasan a formar parte de la educación obligatoria. Palabras nada inocentes que visten con piel de cordero al lobo hobbeniano. Competitividad diseñada por incompetentes. Cómo podemos seguir vendiendo la nada, frascos carísimos para perfume de aire destilado, depurado e hipoalergénico. La lengua que limpia y da esplendor a palabras rodeadas de moscas. Así, se habla de contenedores culturales, contenedores de ideas, cada uno de un color, en los que hay que dejar los desperdicios previamente introducidos en bolsas bien cerradas, para que no se derramen, que no hiedan. Después, a través del adecuado tratamiento, se transforma en guano que fertiliza palabras compuestas para enmascarar ideas simples; la inepcia se reviste con una carátula moderna. Reconversiones forzosas para desorientar al personal con el juego de los trileros, donde el gancho sonríe con los dientes de oro. Nada por aquí, todo para mí. Mientras, un público entusiasta aplaude descuidado, presa fácil del carterista. Es mejor agachar la cerviz para facilitar la colleja, que levantar la cara para recibir el puñetazo. Ropaje exquisito para cadáveres putrefactos, pero que el fotoshop puede devolver a la lozanía; sonrisa dentífrica que hace más jovial a la calavera.

viernes, 29 de mayo de 2009

Héroes discretos


Triunfos y celebraciones con las que combatir la mediocridad reinante. En los últimos años surgieron, como se dice ahora en metáfora vegetal, brotes verdes deportivos, asideros en tiempos de privaciones con los que combatir el naufragio. Cuando lo mediático se ha convertido en referencia que genera una imagen distorsionada, impactos momentáneos que nos desvían del bosque del análisis, de pronto, unos cuantos privilegiados con dones excepcionales muestran la excelencia en sus acciones, pero la discreción en sus palabras, el gesto elegante, la callada por respuesta. Qué diferencia con el vociferante grito, la llamada de atención del reclamo inmediato, fulgor que destella y tras el que no queda nada. Tan acostumbrados nos hemos vuelto a los mensajes luminosos, neón cegador para distraernos mientras nos roban la cartera, que la serenidad, timidez, deportividad y buenas maneras de los elegidos, que triunfan sin humillar, son un bálsamo que nos devuelve la esperanza. No todo es ruido, no todos son voces estentóreas, y se puede imponer el susurro insinuante con seductor ritmo. Cuánta grandeza demuestra el tenista que combate con furia sudorosa y que, acostumbrado a la victoria con sabiduría, reposa una mano amiga en el hombro de su contrincante derrotado. Qué grato ver al gigante sereno que destaca entre el brillo de las estrellas sin exhibiciones horteras. O cómo no emocionarse con la elegancia de la gacela que se desliza por la pradera de césped rojiblanco, dominando con precisión cartesiana un escurridizo esférico y, con gesto medido, señala con dos estilizados índices al cielo cuando celebra uno de sus goles. Por no decir de los dos pequeños genios azules y granas que han dado una bofetada sin mano al gesticulante y caprichoso divo, ídolo de masas, con la pericia del prestidigitador, mientras los focos seguían la belleza hortera.
Héroes discretos, elegidos por los dioses, que hacen de la virtud silenciosa el mejor aliado del triunfo y la gloria.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Tecnologías


Uno no se da cuenta de la necesidad que tenemos de la tecnología, hasta que no padecemos su ausencia. Una inoportuna lumbalgia me tiene encerrado en casa más tiempo del aconsejable. Sillón con respaldo recto, libro abierto, pero cansa... Cansa esa sensación de inutilidad, levantarse y dar vueltas hasta que la espalda empieza a protestar. El móvil se convierte en un sustituto de la conversación; la escucha de una voz amiga, cuando no se puede contemplar su cara. Pero, de repente, el móvil deja de funcionar o, para ser más exacto, yo puedo oír a quien está al otro lado; pero, él o ella no me escucha a mí. Comunicación incompleta en la que doy la callada por respuesta, aunque mi voz quisiera elevarse por encima de antenas y repetidores. Acudo a la alternativa. Sumergirse en el universo de la red; bucear por las bitácoras amigas. Esta vez, fallo informático. El portátil que no responde y no se abre, me veta el acceso a ese mundo paralelo. Torpeza tecnológica para adivinar de dónde procede la desobediencia; qué arcano maneja estos aparatos caprichosos. Ningún remedio casero, ningún informático que halle la piedra rosetta en estos momentos de zozobra. Desesperado, lleno de imprecaciones al aparato, más computadora que nunca. Búsqueda de consuelo, acudo a la caja tonta, presto el mando a distancia; también me traiciona, desobediente, no se adapta a los canales marcados. Inicio de danza del contorsionista; búsqueda del ángulo que devuelva la obediencia. Pero, para mando ya está él. La tensión y el movimiento multiplican mi padecimiento, a traición y por la espalda el lumbago se manifiesta. Hay que desistir de la televisión; retorno al ordenador y vuelta a reflejar que hoy no es día para disciplinas. No hay orden ni mando que hagan posible encauzar la anarquía audiovisual. A punto de comenzar una novena a San Isidoro o programar peregrinación a Silicon Valley, la mano más amada acude a mi desamparo y me presta un portátil que alivie el mono. Recurso para no renunciar al cursor. Suspiro de alivio; aunque la reflexión te lleve a pensar qué dependientes somos de la ortopedia tecnológica. Como pintores sumergidos en Altamira, sufrimos la escasez de la tea y el sebo que proyectan nuestras sombras. Las culpas al dios del fuego, aunque no nos demos cuenta de que se mojó la madera.

domingo, 17 de mayo de 2009

Refugio


Se abre una ventana a la mañana luminosa, pero el aire te trae el sonido de bocinas, desconcierto y cacofonía. A la izquierda, otra ventana parpadea, fragor de una batalla, danza de cuerpos que disputan por una pelota. Delante, otra muestra el mundo, reducción en pulgadas que sustrae una dimensión a lo palpable. Los diarios recitan un no sé qué de tristes letras capitales, eco que reitera murmullos del ayer. Polémicas servidas al mejor postor o impostor. Guiños para una galería transitada sólo por los muy convencidos de antemano. A veces dan ganas de quedarse al otro lado del cristal, contemplando la realidad sin mojarse, indiscreto voyeur a cubierto; la agorafobia como excusa para no tomar partido. Sé que es una posición cobarde, pero, más que el temor a tomar partido, es la pereza que produce la contemplación de los entusiastas, el rictus desencajado de los que empuñan los megáfonos y se acercan a los atriles. El dedo acusador del sermoneador que ve pajas, polvos y lodos, cuando las cataratas de sus ojos se desbordan de prejuicios. Polemistas profesionales que multiplican sus bienes por gritos, cuanto más cuentan, más suman en la pelea. Posiciones inamovibles en la guerra de trincheras, ¿para qué plantear una duda que puede abrir un resquicio que tambalee la torre de Babel? Palabras que provocan el tic del aplauso o la indignación del ofendido, no escuchadas, no pensadas, apenas sentidas para buscar el asentimiento; salmodias recitadas que desgranan las cuentas corrientes del rosario. Ante esto, una retirada estratégica, combatir la desidia y aburrimiento, abriendo las páginas de un libro; anacoreta por unas horas que se refugia en las letras impresas. Alguien más inteligente lo escribió con mejores palabras: "deseo irreprimible de abrir la boca en un bostezo espléndido"; aunque su mutis será permanente. Que la tierra le sea leve, don Mario.

viernes, 15 de mayo de 2009

Himnos y banderas


Siempre pensé que acudir desbocado tras un trapo agitado era más postura de toro que de hombre. Desde pequeño me parecieron ridículas las letras de los himnos; claro está que la del colegio decía, en memorable estrofa, aquello de "insigne pedagogo, mentor de juventudes, espejos de virtudes del alma estudiantil..." En la infancia, se multiplicaron himnos y enseñas, momentos solemnes en los que había que ponerse de pie, y nuevas letras que aprender. Todos pueblos elegidos, al que les esperaba un destino lleno de prosperidad, ya fuera Alemania sobre todos, o Etiopía próspera y unida, los himnos construían la gloria de la patria nada más se invocasen sus mágicas palabras, sin importar el desafino colectivo. Cuando, ya mayor, entendía lo que decían algunas letras, espantaba aquello de "que una sangre impura empape nuestros surcos". En eso, el himno español, aunque musicalmente no me pareciera muy allá, tenía sus ventajas, porque podía ser cantado en ese esperanto que supone el tarareo e imaginar que la letra no era una ofensiva violencia sedienta de venganza. Hace unos días, se montó descomunal escándalo por un abucheo generalizado al himno español en la copa del rey. Curiosamente, los que mostraron una mayor hostilidad, son aquellos que presurosos acuden a una bandera para ondearla con aire furibundo, motivo de orgullo excluyente que enarbolar frente al enemigo imaginario. Hay que desconfiar de aquellos que al escuchar un himno entran en trance hipnótico, henchidos los pechos con esa marcialidad de película, los ojos vidriosos y la mirada perdida en ese horizonte de grandezas, nostalgia de una época imperial perdida. La necesidad de una fraternidad de sociedad limitada, que se reserva el derecho de admisión y veta la entrada a los impuros, fronteras imaginarias, para los cortos de imaginación, que se aferran a un mapa que restringe el paisaje a un trazado de líneas y colores en dos dimensiones. Con los días, las bajas pasiones se agitan, y aquello que fue falta de educación y decoro, a fin de cuentas estamos hablando de un estadio de fútbol, donde las buenas formas no son de uso común, acaba convirtiéndose en un asunto de Estado, para hacer de la mezquindad arma arrojadiza con la que golpear la cabeza del adversario. Curioso país España, donde sólo parece aprovecharnos las banderas para clavar el mástil en el ojo del enemigo, cantar el himno para escupírselo en la cara al vecino, y hacer de lo diverso campo semántico, que enriquece el vocabulario, para tener más palabras con que insultar. Qué oportuno sería, a veces, un daltonismo generalizado, que unificara colores, que, a fin de cuentas, los Rh no se distinguen a simple vista. Si, como decía Rilke, la verdadera patria es la infancia, mi himno debería empezar por aquello de "abuelito dime tú, por qué hoy soy tan feliz". Hoy ya voy estando mayor para tocar a rebato por más de un himno.

martes, 12 de mayo de 2009

Adiós

Hay días en el que uno se desayuna con una mala noticia que le encoge el ánimo. Días en los que la memoria sentimental está algo más huérfana de esas referencias que te han hecho crecer y alimentar tus fantasmas y espíritus. La música es el arte con mayor capacidad de evocación, y hoy se nos ha ido uno de los que sostuvo parte de nuestra juventud, en un país que parecía sacudirse la caspa y, envuelto en imposibles cardados y enormes solapas, acudía entusiasmado a la fiesta. Días de vinos y rosas, de amaneceres en las calles y prisas, muchas prisas. Con los años aprendimos a separar el grano de la paja, a ver qué había de calidad y qué de impostura. Hoy se nos ha ido uno de los grandes. Descansa en paz Antonio Vega.
httpwww.youtube.comwatchv=pqSQxQJdNR4

viernes, 8 de mayo de 2009

Curso de verano


Uno andaba buceando entre los periódicos para ver sobre qué escribir. Entre estornudos y picores de ojos, que la alergia va por barrios, y parece que esta primavera tardía aparcó todos los pólenes y gramíneas en el mío; la astenia, que me seduce con su invitación al bostezo y la pereza; la atonía instalada en la ciudad, donde sólo la ignominia o el oficio de palmero la devuelven a las portadas, que lo demás son localismos tan nimios que no merece la pena ni un triste tecleo en el portátil; y ya no se celebran las cruces de mayo.
Pero, siempre hay un esperpento a la vuelta de la esquina, que acude al rescate para ofrecerte una mano tendida. Y en ésas vislumbraste, como en sueños, al gran Cachuli investido honoris causa, con su birrete color caqui, rodeado de doctos y sabios que asentían ante sus palabras. Mientras, una Pantoja embargada, en todos los sentidos, acompañaba su discurso con palmas rocieras. La universidad, antigua institución, se acercaba a la ley de la calle, desterraba los viejos tomos, para digerir la rabiosa actualidad, los cursos de verano se convertían en la barbacoa académica, cómo me gusta la barbacue. El rector sigue el camino torcido para devolver, vomitando, su institución a los telediarios. Hay que potenciar la investigación: pues ahí tenemos a uno de los más investigados. Invertir en nuevas tecnologías: tate, que es uno de los mayores expertos en roboética. Acerquemos las instituciones académicas a las empresas: pues claro, se trata de un famoso en presidio. No queriais Bolonia: ahora vais a tener Palermo. Hay que airear el olor a ranciedumbre; limpiar las vetustas aulas. Para ello, traigamos a los expertos en blanqueo, que supieron limpiar las arcas de la herrumbre del dinero. Belén Esteban ya está preparando su tesis, se rumorea que podrá tener un sillón en la Academia; aunque ella prefiera la hamaca letra X mayúscula. Ana Rosa pronto leerá la ¿suya?: "El retrato de Dorian Gray: botox avant la lettre"; y Paquirrín pronto entrará en el colegio de catetádricos sin mérito. Gaudeamus igitur.

martes, 5 de mayo de 2009

Caridad


La caridad empieza por uno mismo, y si es ejercicio de egotismo, le enseño los papeles que es una garantía que impele a realizar lo que más me conviene. Viene esto a cuento por que tenemos una es gae que vaya si se las trae, presidida por un "autor" con apellido de mayordomo, que cumple la primera acepción del DRAE y cuida de las finanzas de su domus; aunque para ello haya que recurrir a recaudar con la hucha del Domund. Igual reza al diablo que a Santa Rita, que lo que Teddy no se quita, convertida en incansable termita, que soy autor y eso me autoriza. Pues yo le escuché alguna canción y su autoría me aterroriza. Menos mal que también está por ahí Ramoncín, otrora rey del pollo frito, que se convirtió en Ramón del mismo árbol, para así comer jamón, que si no tienes talento, más vale talante, con lo que te enriqueces antes. Y si hay que cobrar derechos por un concierto benéfico, que no aplicamos descuento, para seguir obteniendo beneficios: un diez por ciento no es estropicio, y a nosotros nos viene de ensueño. Así se demuestra que somos autoridad, y velamos por nuestro intereses; que el dinero es una prioridad. Para qué sirve la creatividad, si no hay reparto que compense este parto de la genialidad.
Aunque al final tenga que rectificar, como asunto de sabios es; eso sí, después de saberse el escándalo, por sacar rédito de la desgracia de un niño, no vayamos a perder más crédito, ya que cobramos de la imagen y por un estrecho margen, vayamos a ser más malajes.
Bien está lo que bien acaba, aunque, afanados en el canon, no ven que éste les afea, aquello que se dispuso, para ser modelo de belleza.

viernes, 1 de mayo de 2009

Primero de Mayo


Jornada festiva. La vieja liturgia reivindicativa desempolva pancartas y eslóganes. Se afila el estilo del pareado ofensivo, donde banquero rima con ratero y los eres pasan a ser segunda persona del plural, de verbo transitivo a intransitivo y de activa a pasiva. Los ejecutivos se convierten en ejecutores, aunque el cazador puede ser ejecutado. Malos tiempos laborales, donde el paro se combate con eufemismos, el circunloquio se convierte en el camino más trillado y las medidas son paliativas con recargo del 16%. Algunos sabios invocan: el despido se hará libre. Mismos expertos con distintos collares. A la bolsa cada vez se le ve más el fondo monetario, aunque algunos dispongan de cajas B, sobre las que se clavará el RIP para otros, que recogerá las lágrimas de unos más deudos que nunca. La fe en el catastro nos llevó a la catástrofe, dioses materiales con los que se construyeron nuevos templos, para adorar a la marina de oro. Llanto y crujir de dientes para los expulsados del paraíso fiscal. Cifras menguantes y letras crecientes. Los bancos no dieron crédito a los agoreros, y ahora, simplemente, no dan crédito. El cobrador del frac se acecha a sí mismo, y da gracias por tener trabajo intensivo. Tiempos en los que se confunde derecho con estar tieso. Feliz 1º de mayo.

jueves, 30 de abril de 2009

Fiebre


De repente te han venido imágenes del apocalipsis. Personas desorientadas, en ese laberinto postmoderno que es la terminal de un aeropuerto. Anonimato reafirmado con unas mascarillas que ocultan el rostro y otorgan un aspecto sospechoso. A todo cerdo le cuelgan su sambenito. Vacas, aves y porcinos, y no es un libro de Marvin Harris. La granja que granjea ganancias para las farmacéuticas. Algún imán iluminado estará celebrando la infección del animal impuro. San Antonio Abad se retira al desierto a pasar la cuarentena junto a su cerdo contaminado. Virus mutantes de serie B, regreso a los años cincuenta con mejores efectos especiales. La venganza de Babe. Autoridades circunspectas salen a la luz y dictan palabras tranquilizadoras que encienden todas las alarmas. Quizás habría que recetar antivirales informativos. Miedo rentable, miedo aislante, cuidado con el vecino, cuidado con el que estornuda, que la alergia va por barrios, los besos han de ser profilácticos y no puede haber dislate sin el látex.
Mientras, en tu ciudad, el rito festivo que gira, la noria voltea por no mirar a los ojos de la crisis y siempre les toca estar abajo a los mismos. Una nube de albero disimula la ruina. Lo efímero para combatir el desaliento. Casetas embargadas y sin embargo me río. Imágenes febriles acuden con un rastro de gitanas con mascarillas; mírala cara a cara y disimula. El castillo del terror son las fauces de un cerdo que se traga a los desaprensivos, en una calle más infierno que nunca; unos mariachis tosen una ranchera sin volver la cara; por la portada se acercan cuatro jinetes que tapan su faz. Y te has acordado de Poe, sólo que esta vez la máscara de la muerte roja venía en un plato de jamón. La mortaja en una loncha. En Sevilla hay que morir, hay que morir.

viernes, 24 de abril de 2009

Tentaciones


Vender el alma al diablo por un cuarto de hora de vana gloria, que será una eternidad en la cripta. Valdés Leal haría hoy una instalación con cientos de pantallas enlazando a youtube. La miseria travestida de glamour, el patito feo era un ruiseñor que tenía un sueño y que, quizás, algún día maldecirá el no haber seguido cantando en el coro parroquial. La virgen con voz de ángel, carne de titular para una belleza incorpórea, de usar y tirar al lodazal. Emoción impostada, cinismo que es un fin en sí mismo, sorpresa de sus propios actos, contratos firmados con sangre. Todo es barro aunque se vistan de gala. Cegados por la visión de un euro, muerden la moneda para comprobar que no es falsa, muerden a la presa, se aferran a ella para no morder un polvo, que ni un millón de dolares lo hace más limpio. Los focos iluminan la supuesta fealdad, pero descubren rostros grotescos bajo la pátina del maquillaje. La casta Susana sería hoy película pornográfica para delectación de miles de viejos, que quieren pisotear al lirio, en su delirio avaricioso. ¿Quiénes son hoy los miserables?
Por otro lado, el puño aplasta la rosa que abandona Córdoba en el mes de las flores. ¿Cómo está el patio? ¿Compromiso? Compro mentido, que no hay nada que no se venda por un puño de dólares. La tentación de la ostentación.

lunes, 20 de abril de 2009

Nostalgia


Edulcorante del recuerdo, que transforma en vergel un paisaje árido; flores lo que fueron cardos. Aplica el fotoshop para embellecer unos rostros en sepia. Con ella descorremos nuestros pasos y atajamos por el camino más corto. Dota al vinilo rallado de dolby stereo y hace sinfonía del jingle más repetitivo. Fue baratija y hoy es pieza cotizada de anticuario, que refulge por debajo del polvo y las telarañas. Memoria en blanco y negro teñida de arco iris. Convirtió a Chanquete en capitán Ahab; nuestra calle, una ciudad y la ciudad, un mundo. Analgésico para las heridas profundas, que cicatrizan con una sonrisa melancólica. Artificio que reserva el derecho de admisión u omisión del recuerdo. Eco del pasado que nos llama como el canto de las sirenas. Memoria selectiva, que convierten en entrañable un detalle mínimo; en costumbrista la grisura cotidiana y en tradición una novedad de anteayer. Retrato enmarcado que nos devuelve un tiempo sin canas, hirsuto, terso, ágil, donde el ay era interjección y no adverbio de frecuencia. O tempora o mores es carpe diem de ayer. Caparazón de tortuga donde refugiarse en busca del tiempo perdido, cuando de la magdalena no queda ni el papel. Espejo retrovisor cuando se necesitan lentes para corregir la presbicia. Cualquier tiempo pasado... fue ayer.

viernes, 17 de abril de 2009

Identidad


A veces los nombres los carga el diablo. Una triste coincidencia te puede llevar a Kafka, pasando por Lorca. Ir a ver procesiones y vivir el Cautivo y Rescatado, sin trinitarios en tu ayuda. La pasión sin compasión. Una lección de humildad y paciencia, con prendimiento y, afortunadamente sin columnas y azotes. Funcionarios que no funcionan, justicia ciega, sorda y sin gusto, pero, eso sí, con la mano bien larga. Errar es de humanos, pero algunos hierros son inhumanos. No te quieres imaginar cómo se puede sentir alguien sometido a ese castigo, pero te viene a la mente algo así como el individuo sometido al aparato del Estado, y te da pavor. Y te acuerdas también de "Con la muerte en los talones", y las consecuencias de una confusión de nombres, aunque , claro está, aquí no hay Eva Marie Saint para confortar al protagonista. La historia acaba con un final feliz; pero uno tiene la sensación de que hay muchas historias de esas, que se pierden tantas maletas, se extravían tantos expedientes, que se traspapelan actas, que no miden los actos, y que, una vez puesta a funcionar determinadas maquinarias administrativas, bancarias, judiciales, la inercia y la inepcia hacen el resto, para que, desde la altura de la noria, los ciudadanos no seamos más que hormiguitas, más fáciles de pisotear. Cuestión, como casi siempre, de perspectiva.

lunes, 13 de abril de 2009

¿Normalidad?


Tras el rito y la celebración regresa esa normalidad gris, tan necesaria para dotar de significado a lo que es especial. Sumergido en la fiesta, apenas prestaba atención a otras cosas, más importantes, quizás; pero, al final, lo que dota de siginificación es lo accesorio, el adjetivo que embellece la frase y adorna lo prosaico. Hoy, cerrado el paréntesis, choque de bruces con la realidad; y todo es como un déjà vu. Cambios cosméticos, que pretenden ser fundamentales cuando sólo mudan la piel apolillada, vestido de gala hecho de retazos. Intercambio de cromos, que no de colores; sensación de foto repetida, galería de retratos con sonrisa etrusca. Noticias que hablan de estulticias, anuncios que recorrerán las calles, adoctrinamiento dubitativo, proselitismo de salón de juegos, mismos medios para distintos fines, Maquiavelo invertido. Habrá que aceptar una realidad cada vez más virtual, que no virtuosa, con cifras que enmascaran, juego infantil con seis y cuatro, que ocultan esos retratos; palabras que no definen, verbos inertes que prefieren la voz pasiva, que contagia a quien los escucha con atención. Una cierta nostalgia, recuerdo melancólico en un día gris, regusto de lo que pudo ser un arco iris tricolor. Definitivamente hoy me levanté raro.

miércoles, 1 de abril de 2009

Santa Semana: "El pograma"


En la adolescencia empezaste a salir solo a ver pasos, sin familiares que te guiaban y sostenían de la mano en momentos de bulla. El rito se convirtió en iniciático, proceso de lenta maduración, aunque seguías sumergiéndote en la fiesta con la alegría infantil del descubrimiento. Empezaste a buscar otras manos que, ay, muchas veces te fueron esquivas. Para orientarte un papel mal cortado del periódico, breve información sobre las cofradías, algunos datos de cultura cofrade, pequeño erudito de conocimientos prescindibles. Hasta que comprendiste que en Semana Santa el rodeo era el atajo, te costaba llegar al punto deseado. Todavía recuerdas cómo se te cayó aquel helado a los pies del municipal a quien le preguntabas el camino para llegar a una calle y a una iglesia; o cuando ibas cortando del papel las cofradías ya vistas y te diste cuenta que, con ellas, se habían ido las horas del itinerario. Primeras torpezas que, sin embargo, te curtieron en el deambular cofrade. Fue objeto de estudio que te servía para trazar las rutas posibles en ese plano que se desplegaba ante tu imaginación. La ciudad y sus rincones apenas transitados salvo esa breve semana. Después, con los años, el "pograma" fue un acompañante, que te reafirmaba en esquinas y momentos "sublimes", para el disfrute de la imaginación y los sentidos. Te habías hecho más selectivo, sin ese afán abarcador de cofradías e imágenes, de tus años juveniles. El programa envejecía con la semana, con esa aceleración temporal que implicaban los días grandes; esa vida en siete días que dijo el poeta, hasta convertirse en un breve cuadernillo arrugado que guardabas en el bolsillo y que después depositabas en un cajón. Como si en ese almacén pudieras condensar recuerdos y sensaciones. Hoy es un asidero que te confirma que, aunque todo cambie, permanece en tu memoria, trazado en unas letras que se imprimen en tu recuerdos, brújula intangible para confirmar el rumbo que guía tus pasos. Una semana, donde puedes, si el tiempo no lo impide, programar la vida y adaptar la ciudad, hacerla asequible en un breve paréntesis, donde el dolor se convierte en gozo y la resurrección en un poco de muerte.

martes, 31 de marzo de 2009

Santa Semana: Catenarias.


Polémica servida, agrio debate, por un quítame allá esos cables. Miles de euros en la operación, pero hay que mantener la tradición, que queda feo un tío con caña, que se estropea el rito. El grito en el cielo, y un ayuntamiento, que amaga, pero no da, que muestra unos principios marxistas, que si no le valen, ya tengo otros. Hay que proteger la fiesta, la espiritualidad, la religiosidad popular, que para eso está CAF Santana, la empresa que llegó para echar un cable a cofrades y regidores. Qué nombre más cofradiero, ni que viniera de Triana, que mostrando su sevillanía, te retira lo que estorba y no lo cobra, ¿será que le sobra? Esta levantá va por CAF, empresa más Cofrade, que se saca del cofre, para que no molesten los cables. Olé sin catenarias, para que siga la fiesta centenaria. Y mira que el tranvía era una estampa añeja, de foto color sepia y aire Serrano. Ya está faltando el azulejo, que conmemore el acontecimiento, esquina del andén, con cortinilla que inaugure el momento, algo sencillo y que no falte la placa, que aquí se fusiona la modernidad más vanguardista, con la tradición más rancia, qué atrevida es la ignorancia. Pero así se hacen las cosas en mi Sevilla, sin improvisaciones, con raciocinio, con precaución y bien medidas, sin medias tintas ni favoritismos, que para eso somos capaces de molestar a todos por igual: al rancio y al postmoderno, al capillita excluyente y al antropólogo esteta, por el deseo de un metrocentro llamado tranvía.
Ese debió ser el motivo que, ayuntamiento previsor, provocó que las setas se diseñaran gigantes, pues no iba a ser elegante, la retirada de las sombrillas. Qué rima más pregonera.

lunes, 30 de marzo de 2009

Santa Semana: La llamada


Por la calle del político orador viene una cofradía de ruán y negro. Tranquilidad y sosiego, momento elegido; la bulla para los jardines del pintor concepcionista. Fácil ir al encuentro de las imágenes. Se acerca el paso. De repente, politono cofrade, algo así como Bulería en San Román, que suena a burlas de cornetas en el silencio de la noche. Mirada de reproche, y el aludido que ni se inmuta, botón verde que descuelga y conversación para mayores sin reparos. Paso que avanza, huida hacia delante, alivio estético que muda la cacofonía, paso de mudá para acompañar a la imagen. Pero, por eso lo llaman móvil, conversación que sigue tus pasos, añoranza del teléfono de góndola que ataba en corto receptor y emisor. Martillo que suena y para, y el tuyo, con su yunque, que sigue recibiendo un cincuenta por ciento de información:
-Que sí, que te recojo.
....
-A las 10:30. Que no, que no llego tarde.
....
-Pero, ¿estáis todos?
...
-Yo sí, solo.
....
Fragmentos de estulticias que enturbian la bella estampa.

Paso detenido, tres golpes de llamador, y el llamado que no se inmuta. Voz del capataz, y uno, haciéndose eco, que se vuelve hacia el desaprensivo. Mirada de frente, cara con cara, palabras justas, y le espeta:
"La llamá la quiero más corta"

Lo cortés no quita lo valiente. Paso que se pierde en la esquina, móvil que se apaga, sinfonía perfecta para el momento: Silencio en Castelar.

domingo, 29 de marzo de 2009

Santa Semana: Sillas


Tarde de Lunes Santo. Más allá del puente viene, siempre el izquierdo por delante. Cruz de guía en lontananza. Temprano empezó el combate, fino regate a la bulla, masa de cuerpos expectantes, línea curva que desafía la física, camino corto hacia la imagen. Perdón, permiso, andar egipcio que evite el choque innecesario, carritos de lactantes gateantes, globos japoneses, racimos flotantes junto a nubes rosas. Anhelada primera fila tras la que iniciar el ascenso, salmón que remonta un río de capirotes; pero, ay, tropiezo violento, golpeo en la tibia cual defensa uruguayo. Imprecación poderosa, tiempo que justifica posesiones, lo nómada se hizo sedentario, mediante la mínima expresión del asiento que vino de Oriente. Prietas las filas, no pasarán, la Pasionaria en la Semana de Pasión, primera línea de vanguardia de la tradición más novedosa. Por dónde superar la fila que desata todas las fobias, ensayo de levantamiento de pie, imitación de Chiquito, difícil equilibrio, ¿cómorrrrrr? por ahí no se pasa; ariete embestidor, ¿agachar la cabeza? No; muchos kilos que vencer en la solidaria falange; ¿una pértiga que permita el salto? Si aún no llegó la cruz de guía, menos el pertiguero; hagamos uso del talante. ¿Me permite? Sólo quiero pasar al otro lado. Pasa por otro sitio, la calle es suya, émulo de Fraga, vado permanente sentado en un triángulo, ridícula tela para tantas nalgas. Por el fondo, refuerzos, cientos de individuos que empuñan bastón abatible, sillita de madera, banquillo de los excusados que privatizan la vía pública y democratizan la carrera oficial, gozando de un feudo de cuarenta centímetros cuadrados. A grandes males, retirada estratégica, volver sobre los pasos, rayas salvadora para hacer punto. Bebida refrescante, bálsamo para el sofoco, granizada que calma la sed de justicia. Retorno al campo de batalla mediado el vaso, repetición de la jugada, regreso al pasado, para sí pasar, primera línea de combate, regimiento de sillería, flanco más débil, granizada vertida sobre cogote despejado, distracción de los flancos, abriose el Mar Rojo de ira y se despejó el camino.
En el día de hoy, vencido el ejército sentado para sonrojo de los que quieren disfrutar de las calles en los días más grandes, el paseante ha alcanzado el último tramo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Santa Semana: "Extreno"


El sol más esperado se derrama sobre la plaza, espejeando en las rayban de los músicos, el fijador de los acólitos y los piercings juveniles. A la convocatoria azul y plata acude el pueblo más variopinto. Día grande, donde se sacan las mejores galas, que no hay Dalí para pintarlas. A buen observador le faltan las palabras para describir el paisanaje. Uniformes multiformes. Algunos para adorar a Cristo se visten como Cristiano Ronaldo, pero sin saldo; así que, te doy un toque y llámame tú. Chaquetas que abandonaron la tarta de comunión; coronillas sin espinas rodean algunas cabezas, apenas cerebros; estigmatización postmoderna que orada orejas, narices, ombligos y pare usted de contar que se pierde; maquillajes fauvistas que se plasmarán en el paño de la Vero; tiempo de ilustrados cuerpos narrativos con tinta indeleble: en una clavícula una flor, en un antebrazo unas letras chinas, en la espalda empieza un dragón cuya cola se pierde allá donde el tanga se hizo breve frontera. Zapatos penitentes impertinentes, puntera aviesa que estoquea al volapié en el juanete que cae sin puntilla . Escote acanalado, y el Juani, protector, rodea los hombros en el camino de la amargura, de la bulla provechosa. Los clásicos visten su terno azul o gris, peinan, si pueden, con raya, y la añorada brillantina es el reflejo en la frente despoblada; y si no, descargan su frustración sobre tiernos infantes con pantalones cortos y calcetines de hilo. Y miran por encima del hombro, dirigen su visión hacia el escote acanalado, acerca a mí este cáliz, con disimulo. Quien apuesta por el terno eterno; alfileres y pegatinas para disimular lámparas; crisis que no renueva el vestuario. La profesión va por dentro, en forma de calzoncillo.
Domingo de estrenos y extremos.

jueves, 26 de marzo de 2009

Inauguración


Y se descubrirá la placa, con nombres grabados, para que no se olviden, y se cortará la cinta y se harán las fotos con todas las autoridades sonrientes, rostros plenos de alegría, rostros en la instantánea, rostros.., que rivalizarán por la mejor colocación, aunque ya estén bien colocados. Autoridades resplandecientes, sabedoras de que han cumplido con el compromiso, con un poco de retraso... qué más da. No hay mal que, nunca es tarde si, a la enésima va la vencida, vencidas las voluntades del vecindario. En las puertas se agolparán cientos de ciudadanos, noveleros, que esperan salir los primeros, siempre alguien hará una entrevista, un pequeño paso para un sevillano, un gran paso para la ciudad; personaje para la intrahistoria; las promesas se cumplen. Quién duda ahora de las autoridades, el progreso acaba llegando. Por fin hemos alcanzado el siglo XX, gracias a los caballeros veinticuatro, que nos hacen abandonar el XVII, con la línea 1.
Que la tarifa es la más cara de España, patrañas; que no hay trasbordo, no sea usted borde; que llegó con atraso, no hay acaso; ¿y las otras líneas? Tenemos la 1 y punto. No es por ejercer de Pepito Grillo, pero, ¿no sería fantástico que el día de la inauguración cientos de ciudadanos, ofreciesen una gran pitada a esas autoridades, reclamasen las demás líneas, tarifas más baratas, y estropearan esas fotos? Y después, con serenidad y orgullo, subieran al vagón, usarán el transporte, y demostráramos que no somos súbditos, sino ciudadanos y estamos hartos de que nos tomen por la clá, aplaudidores de una función en la que pagamos y ponemos la cama, aquellos que hacen vicio lo que debe servicio. ¿Para qué exigir? Por fin vamos a dejar de ser cabeza de ratón, para ser cola de león... de león de la metro.

lunes, 23 de marzo de 2009

Inmaduros


Y no voy a hablar de chanquetes.


País este en el que no se puede sacar una imagen de un menor, en el que se llena la boca de protección a la infancia, en el que se habla de la juventud mejor preparada, que debe ser la etapa anterior al paro. Formación e información en acoplamiento deforme. A cada comportamiento, una ley, una norma que regule. Una prohibición sin nadie que la imponga; pura exhibición. De lo escrito a la práctica tanta distancia, papel mojado. La cosa está en regular: a cada alarma, una norma; ante la anormalidad, una regla que combate excepciones sin confirmar. Confusión de derechos y obligaciones, límites y ambiciones. Jóvenes como adultos para algunas cosas, bebés para otras; ezquizofrenia de medios, tantos, que se pierden los fines. Para lo accesorio rigor, para lo fundamental laxitud; menuda actitud, que desemboca en la inquietud, confusión de vicio y virtud. Frustración negada en pequeñas dosis, vacuna paliativa de la caída más dura, dientes de leche para masticar de adulto. En una urna de cristal cinco días; desnudo en el invierno del fin de semana. Odiovisual, caja de caudales que vomita mierda por la tarde, da lecciones por la mañana para vendernos al mejor impostor. Educación maltratada, donde la ludoteca tiene más importancia que la biblioteca, paso previo a la reconversión en discoteca; Alejandría destruida por el Studio 54. Que la realidad no nos estropee el reality. ¿Para qué ser rigurosos, si podemos ser superficiales? Dura lex, vajilla de diario para combatir la sed de justicia, de la que se nos llena la boca, mientras buscamos entre la basura, depositada en el contenedor blanco, donde se reciclan los ideales.
Inmaduros más sabrosos para el aperitivo del sistema.

viernes, 20 de marzo de 2009

Carteles


En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar...
Tiempo de mensajes cortos, mensajes equívocos para lectores equivocados. Lo claro es oscuro, sentidos ocultos, mensajes primarios con segundas para el que no puede descifrarlos; números y letras. Imagen impactante que confunde embrión con lactante. Parábolas para tiempos de parabólicas y exageraciones. El medio es el mensaje. Gente sin complejos, aunque el güisqui esté aguado. Sonrisas bobaliconas que te venden paraísos de artificio sin oficio, pero con gran beneficio. Publicidad más ácida para los básicos, que vende más agresiva. Lo barato sale cara, moneda sin reverso para la prosa. Advertencias y peligros, coches y damas de compañías; eufemismo que ocultan lo mismo; compre y venda antes de que salga la herida. Todo es marketing, que se sucede por la ventana, confundiendo eslóganes y marcas, velocidad con tocino, Ford y Campofrío, no me fío. La realidad enmarcada por una valla, donde vaya le sigue el mercado. Valor y desprecio. Descuentos y leyendas urbanas. Disculpen las molestias; trabajamos por usted, consumo gusto. Probablemente la estupidez existe, mira los carteles, que yo sí soy tonto. Campañas sobre campaña, que rima con país en el que el más idiota hace ,¿qué hace? Y no hace falta ser un lince para adivinar las intenciones de algunas oraciones y sus acciones. La bolsa y la vida.

lunes, 16 de marzo de 2009

Rostro


Espejo del alma. Rostro que se oculta para no mirar a la ignominia. Rostro descubierto que refleja la inmoralidad. Maldita faz. Espectáculo del dolor. Instantánea del diablo. Fachada tras la que se oculta la vileza convertida en costumbre. Intimidad y privacidad, para no alterar la paz doméstica. Muchos medios para tan pocos fines. Inframundo en el primer mundo. La normalidad de puertas afuera y el infierno en el hogar. Sosiego que oculta llantos y gritos. Familia funcional y disfuncional. Náuseas e interrogantes. Razones del horror. Mal absoluto y sin remisión. Agresión a los más indefensos. Mirada animal y criminal. Lo cotidiano que encierra las peores pesadillas. Palabras que no pueden describir. Preguntas sin respuesta. Locura. ¿Por qué?

lunes, 9 de marzo de 2009

Proyectos


Proyectos de la ciudad de las personas. Proyectos grandilocuentes, para alcanzar la modernidad, fin último que sacará del pertinaz atraso a la ciudad dormida. Sueños de la razón. Edificios enormes para proyectar su sombra, entre cajas destempladas y soles eclipsados. Sombra de la que brotan las setas brutas, aplastando al transeúnte. Necesidad de lo superfluo. Reuniones y fotos, abrazos y estrechar de manos, crujir de dientes. Primeras piedras, fundaciones sobre la nada. Dominio de las alturas y del subterráneo, para no caminar por la ciudad cotidiana donde aciertan todos los dardos. Miedo al paseo, que hay prisa por ir a ninguna parte. Arte de birlibirloque, estrambote que remata magnos proyectos sobre una pantalla blanca. La nada cuando se encienden las luces. La ciudad que todo lo soporta: capital sin capital, administración mal administrada, casa de los poetas, que rima con jeta, donde el verso suelto es agarrado y el blanco se oscurece en palabras torcidas escritas por ningún dios. Barro & Co, que enfanga la línea curva, camino recto en la ciudad de las siete revueltas que da la vida, para acabar en el mismo sitio. Puro Lampedusa. Retruécano que intercambia los términos, donde obras son sofocones sin razones que no llegan a buen puerto. Donde acuario sigue siendo signo zodiacal; la torre se enroca para evitar su jaque mate; las setas y losetas compiten en mal gusto por moderno; Santa Oscura se cae a pedazos sin luz ni taquígrafos; lo nuevo no se termina y lo antiguo se acaba, ilógica arqueo. Lo provisional es para toda una vida, pesadilla contigo. Que la realidad no te estropee un buen proyecto inacabado. No-do gordiano. ¿Para qué vamos a arreglar el día a día si podemos estropear el futuro?

jueves, 5 de marzo de 2009

Bocazas


Decía Baltasar Gracián: "Hablar con prudencia. Con los competidores por cautela; con los demás por decencia. Siempre hay tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas".


Siempre te molestaron los bravucones y bocazas, a los que el refranero español asaeteaba con certeras sentencias. En estos días te has acordado de ellos, de los que se jactaban con exceso de orgullo, los que hablaban antes de tiempo y ponían a muchos en un compromiso. La presunción vana nada más que acarrea el desprecio y la venganza fría; la antipatía de los imparciales y el odio del contrincante. Ay, las buenas oportunidades de callar, de mostrar la sonrisa caballerosa; el buen perder y el mejor ganar. Quizás por eso siempre te gustaron los gestos de Justino de Nassau y Ambrosio de Spinola en la Rendición de Breda, ese saber estar tanto en la victoria sin ostentación, como en la derrota con gallardía. Pero, cuando rige la chulería obscena, el aplastar al contrario, prefieres desviar la mirada y con Gracián, abrir su oráculo manual y pensar dos veces las palabras que se han de decir.

Las oportunidades de callar antes de soltar una estupidez, sólo se tienen una vez.

Porque hasta el rabo, todo es león y aunque no sea su plato favorito, ayer se comió al pájaro del nido.

No sé por qué, pero ayer nos quedamos muchos a la luna de Valencia.