lunes, 15 de agosto de 2011

Imbéciles 2


Un agosto sorprendente. Lejos de la ausencia de noticias que acostumbran estas fechas, en las que se recurre a los ciento y un reportajes realizados por becarios voluntariosos y efímeros, se nos presenta cargado de actualidad. Por un lado, las finanzas fluctuando entre el infarto y la congestión; por otro, una visita evangelizadora cargada de sonrisas beatíficas y juveniles, con ese aire a música pop parroquial que desprende un aroma narcotizador. Además, otra juventud, mucho menos recomendable, toma las calles inglesas para alunizar sin la naranja mecánica. Por supuesto, el enésimo duelo del siglo entre las dos constelaciones alrededor de las cuales deben orbitar nuestras vidas.

Pero, hace un par de días surgió una de esas noticias que devuelve todo el escepticismo que uno pueda almacenar sobre la especie humana. País de rancias tradiciones donde habita la sana costumbre de la diversión y espectáculo, al que se llega en tantas ocasiones a través del dolor animal. Ahora, que agosto ha doblado su curso, nuestra simpar España se llenó de fiestas de todo tipo, en las que se despliega la asombrosa imaginación patria para el jolgorio. Entre ellas, por supuesto, destaca la de esos entrañables encierros, suelta de bravos toros por plazas para que la alegre juventud y los más lanzados demuestren su valor ante las mozas del lugar. Todo aderezado con la notable ingesta de los caldos nativos, que otorgan mayor desinhibición para enfrentarse a los astados. Antes de ayer, todos los noticiarios abrían con las imágenes de una muerte casi en directo, la de un joven pero sobradamente bebido que se convirtió en la nueva muesca del currículum mortis de "Ratón", el muy demandado toro convertido en rey de estos festejos. En la cartelería que le precede se le presenta como una estrella, capaz de hacer más atractiva la ceremonia cruenta, lista para la descarga de adrenalina que aporta el enfrentarse cara a cara con la muerte, lo que, por supuesto, dispara su caché. De esta forma, la España castiza sigue siendo reconocible. Valor y al toro que, aunque posea nombre de roedor, es la más temible bestia a la que se puede enfrentar un animal, dicho con toda la ausencia de respeto por aquellos que eligen una práctica tan gratuitamente dolorosa de diversión.
Si quieren conocer algo más de la historia de Ratón, "el toro más famoso de todos los tiempos", sólo tienen que mover el suyo y pinchar en lo que sigue. Pasen y lean:
www.gregoriodejesus.com/web/raton.php


País...

3 comentarios:

  1. Lo que me parece digno de estudio es la actitud del respetable. Puedo llegar a entender que alguien se horrorice cuando en una corrida es pillado un torero; pero en un encierro de éstos, ¿a qué vienen los silbidos cuando el toro pilla al chaval?
    Estamos hablando de unos encierros en los que se paga (tengo entendido que del orden de 20-30 euros) por ver como la gente hace el idiota delante de un toro, en este caso un toro con más caché que el resto ya que tiene fama de agresivo. Si ese toro cumple con el guión, ¿qué protesta la gente?
    Pagas por ver a un tío jugar con fuego pero lloras cuando sale ardiendo…. En fin…

    Saludos

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  2. No sabía que se pagaba por este tipo de "espectáculos".
    Saludos para ti, de Guesclin.

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  3. TRAJANO: La cuestión no es toros sí, toros no... la cuestión es por qué desaparecieron las peleas de gladiadores...

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