martes, 2 de junio de 2009

Reciclaje


Como una salmodia las palabras son lanzadas al aire, repetidas hasta que pierden su sentido, como verdad revelada que no admite duda. Por un lado, vivimos en el mundo del usar y tirar, donde nada permanece y hay que buscar estímulos continuos, para que la máquina no se pare. Por otro, hay que reutilizar, reaprovechar, no malgastar, que la basura se convierta en fuente de riquezas, en fértil metáfora de un mundo que es capaz de alimentarse de porquería, para, con envoltorio exquisito, presentarla como ambrosía. Todo es reciclaje, adaptación darwiniana que permita la supervivencia en este mundo de competencia. Se reciclan las personas, readaptándose para nuevos trabajos, las competencias pasan a formar parte de la educación obligatoria. Palabras nada inocentes que visten con piel de cordero al lobo hobbeniano. Competitividad diseñada por incompetentes. Cómo podemos seguir vendiendo la nada, frascos carísimos para perfume de aire destilado, depurado e hipoalergénico. La lengua que limpia y da esplendor a palabras rodeadas de moscas. Así, se habla de contenedores culturales, contenedores de ideas, cada uno de un color, en los que hay que dejar los desperdicios previamente introducidos en bolsas bien cerradas, para que no se derramen, que no hiedan. Después, a través del adecuado tratamiento, se transforma en guano que fertiliza palabras compuestas para enmascarar ideas simples; la inepcia se reviste con una carátula moderna. Reconversiones forzosas para desorientar al personal con el juego de los trileros, donde el gancho sonríe con los dientes de oro. Nada por aquí, todo para mí. Mientras, un público entusiasta aplaude descuidado, presa fácil del carterista. Es mejor agachar la cerviz para facilitar la colleja, que levantar la cara para recibir el puñetazo. Ropaje exquisito para cadáveres putrefactos, pero que el fotoshop puede devolver a la lozanía; sonrisa dentífrica que hace más jovial a la calavera.

4 comentarios:

  1. Buena reflexión del mundo y su comportamiento.

    Ha sido trepidante su lectura, cargada de nombres y adjetivos. Me has puesto en el mundo real, el de todos los días, que visto así, es distinto pero a la vez igual.

    Un fuerte abrazo.

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  2. Cuando usted escriba peor, me pararé a decirle que voy teniendo la buena costumbre de coincidir en todo lo que nos dice.

    Pero ahora, mientras llega la posibilidad imposible de ese momento, no puedo sino admirar, como de costumbre también, esta maravilla literaria. Como siempre, sublime. La literatura me salva. No toda, alguna la obvio y la dejo estar junto a la calavera que sonríe. Nunca es el caso de este bendito blog.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Muchas gracias Javier y Juanma. Viniendo de quienes vienen estas palabras me llenan de orgullo.
    Un fuerte abrazo para ambos.

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  4. Polvo, ceniza, corrupción y gusanos...Ya lo dijo Mañara. Ya lo pintó Valdés Leal. Lo malo es que nadie parece acordarse de las obras de Caridad... Y las cucarachas que siguen paseándose sobre los cerebros... Gran imagen y mejor texto.

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