domingo, 17 de mayo de 2009

Refugio


Se abre una ventana a la mañana luminosa, pero el aire te trae el sonido de bocinas, desconcierto y cacofonía. A la izquierda, otra ventana parpadea, fragor de una batalla, danza de cuerpos que disputan por una pelota. Delante, otra muestra el mundo, reducción en pulgadas que sustrae una dimensión a lo palpable. Los diarios recitan un no sé qué de tristes letras capitales, eco que reitera murmullos del ayer. Polémicas servidas al mejor postor o impostor. Guiños para una galería transitada sólo por los muy convencidos de antemano. A veces dan ganas de quedarse al otro lado del cristal, contemplando la realidad sin mojarse, indiscreto voyeur a cubierto; la agorafobia como excusa para no tomar partido. Sé que es una posición cobarde, pero, más que el temor a tomar partido, es la pereza que produce la contemplación de los entusiastas, el rictus desencajado de los que empuñan los megáfonos y se acercan a los atriles. El dedo acusador del sermoneador que ve pajas, polvos y lodos, cuando las cataratas de sus ojos se desbordan de prejuicios. Polemistas profesionales que multiplican sus bienes por gritos, cuanto más cuentan, más suman en la pelea. Posiciones inamovibles en la guerra de trincheras, ¿para qué plantear una duda que puede abrir un resquicio que tambalee la torre de Babel? Palabras que provocan el tic del aplauso o la indignación del ofendido, no escuchadas, no pensadas, apenas sentidas para buscar el asentimiento; salmodias recitadas que desgranan las cuentas corrientes del rosario. Ante esto, una retirada estratégica, combatir la desidia y aburrimiento, abriendo las páginas de un libro; anacoreta por unas horas que se refugia en las letras impresas. Alguien más inteligente lo escribió con mejores palabras: "deseo irreprimible de abrir la boca en un bostezo espléndido"; aunque su mutis será permanente. Que la tierra le sea leve, don Mario.

1 comentario:

  1. Por todo eso que dice usted, lleva ya dos meses sin escuchar la radio en el coche. Me pongo cualquier música.
    ¡Y sé más o menos por donde van los tiros!
    Un saludo

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