Tras el rito y la celebración regresa esa normalidad gris, tan necesaria para dotar de significado a lo que es especial. Sumergido en la fiesta, apenas prestaba atención a otras cosas, más importantes, quizás; pero, al final, lo que dota de siginificación es lo accesorio, el adjetivo que embellece la frase y adorna lo prosaico. Hoy, cerrado el paréntesis, choque de bruces con la realidad; y todo es como un déjà vu. Cambios cosméticos, que pretenden ser fundamentales cuando sólo mudan la piel apolillada, vestido de gala hecho de retazos. Intercambio de cromos, que no de colores; sensación de foto repetida, galería de retratos con sonrisa etrusca. Noticias que hablan de estulticias, anuncios que recorrerán las calles, adoctrinamiento dubitativo, proselitismo de salón de juegos, mismos medios para distintos fines, Maquiavelo invertido. Habrá que aceptar una realidad cada vez más virtual, que no virtuosa, con cifras que enmascaran, juego infantil con seis y cuatro, que ocultan esos retratos; palabras que no definen, verbos inertes que prefieren la voz pasiva, que contagia a quien los escucha con atención. Una cierta nostalgia, recuerdo melancólico en un día gris, regusto de lo que pudo ser un arco iris tricolor. Definitivamente hoy me levanté raro.
Y yo, y todos, todos nos levantamos raros.
ResponderEliminarMaquiavelo invertido es genial.
Un abrazo.
Tu, al menos, te has levantado raro hoy. Yo llevo rara ya tres días. ¿Cuándo llegará mi normalidad?
ResponderEliminarHacía mucho que no oía aquello de con un seis y un cuatro hago la cara de tu retrato. NO se me había ocurrido que eso es lo que hacen con nosotros ahora que somos adultos. Salud.
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