sábado, 27 de junio de 2009

Orgullo y prejuicios


Llegó el día del gran desfile multicolor. Bajo la bandera arcoiris unas carrozas diferentes recorrerán la ciudad que aguanta carros y carretas. Para algunos será una reivindicación, una forma de mostrar con orgullo que no se debe discriminar una identidad sexual. Para otros, desde su caverna, un escándalo que se haga público y notorio lo que ha de permanecer en secreto, que salgan a la luz los que debieran estar en su armario empostrado. ¿Cómo contemplar un desfile que no sea procesional o militar? Otros critican el gasto desmedido en épocas de apretarse el cinturón, para que unos pocos se aprieten el corpiño y se suelten la melena. Habrá quienes quieran apuntarse un tanto, foto vendible que les acerca al término tan manoseado, progreso que avanza por los caminos más trillados, réditos de ceros con la ayuda de Zerolo. Con orgullo, los entusiastas, que reinan por un día, defenderán una opción diferente, para combatir tantos prejuicios. Pero no sé si el talante festivo y carnavalero sirve para normalizar lo que sólo es una de las formas de expresión humana, que no tiene que ser un secreto; o sí, si quien lo quiere prefiere ser discreto. Ni espanto por un desfile festivo, ni entusiasmo ante el discurrir de carrozas, decoradas con la maestría de las mejores priostías, que no se va a hundir la Plaza de San Francisco, hoy más San Francisco que nunca, ni va a ser su día más señalado, cuando suene junto a las catenarias "a quién le importa".

miércoles, 24 de junio de 2009

Unasco


A la ciudad llegaron los miembros de la gran Organización, que tenían que elegir los nuevos patrimonios de la humanidad. Todo muy importante, toda una competición, a ver quien la tenía más larga la lista. En la ciudad fueron recibidos por las autoridades, pero también por la polémica. Incluso un grupo de sevillanos se manifestaba, con sus pros y sus contras, que si progreso o atropelli, que si modernidad o tradición traicionada, tan manida discusión concitó tanta expectación que fueron cincuenta personas. Ay, si hubiera sido una semana antes, seguro que hubieran catalogado al Betis como patrimonio en peligro. Algunos protestaban porque se iba a levantar un edificio singular, ya que sólo era uno, pero bien grande y asombroso, tal que podía tapar a la Giganta por cabezonería. Cajasol con la camisa nueva, regalo para la ciudad. Todo un de talla XXL. De nuevo era la polémica de los rascacielos que perdimos. Julio César Pelli me rodeó de muros y una torre muy alta. Los ex pertos tendrían que dirimir una cuestión pelliobtusa, donde la longitud de la hipotenusa demostraba que éramos doblemente catetos. La ciudad rancia discutía sobre su esencias; la postmoderna se preguntaba por qué tantas ausencias y temores a las innovaciones. Se podía tumbar una biblioteca por la lógica ecológica, un rascacielo por el celo patrimonial; pero, a pesar del ambiente tan seco, los hongos seguían encarnándose y crecían: más madera que era la guerra; y al paseo del XVI lo habían puesto del XXI para di vulgar el nuevo urbanismo, que iguala Norte y Sur en el síndrome de esto colma el frasco de la paciencia. Y qué decir de esas esculturas desmemorativas, efigies de personajes ilustres errores monumentales que surgieron junto a la Maestranza. Tal vez en poco tiempo tengamos varios minusmentos considerados patrimonios sin humanidad por la Unasco.

sábado, 20 de junio de 2009

San Sebastián


Los canallas siguen ejerciendo de canallas, segadores de vida desde un fanatismo absurdo, ante el que suenan tan manidas las palabras. Por otro lado, y como contraposición, la muerte que se lleva a aquel que sembró de esperanza la miseria de tantos, que no se conformó con la simple caridad, sino que quiso ofrecer el mejor regalo para los desheredados: futuro.
Mientras, en la ciudad, imágenes de termómetros tópicos con temperaturas tropicales, búsqueda de una sombra protectora y de esas fuentes esquivas. ¿Por qué apenas hay fuentes en Sevilla?
Para combatir la sed de justicia que amenaza una nueva biblioteca y, si lo dice la justicia, tendrá sus justas razones. Pero, me da que pensar, que los atropellos urbanísticos sólo se paren cuando se trata de una biblioteca, y que en la ciudad árboles y libros sean incompatibles. Libros en el Prado de San Sebastián, en el quemadero, donde se esparcieron tantas cenizas, jardín de libros, palabras que surgen de la madera, mejores vástagos que el polvo inmisericorde que brotó del fanatismo y de la justicia ciega, que no puede leer. Las autoridades tampoco quieren leer el auto dictado. Con disimulo siguen mano a las obras, diligencia para lo que tantas veces es indolencia. La maquinaria sigue su curso, que para eso hay recursos; la justicia sigue el suyo, velocidad de caracol que saca sus cornucopias al sol. Los vecinos contentos, que paralizaron la biblioteca y salvaron los árboles de la ciencia. No vayamos a hacer papel del árbol caído, que las palabras pueden ser un fruto envenenado.
Hace un sol de justicia, que quema a justos como a pecadores, en un prado libre de libros, donde San Sebastián, una vez más, es asaeteado por la ignorancia.

martes, 16 de junio de 2009

Manifestaciones


Miles de personas salen a la calle. Pasean su rabia, imprecan al tirano. La masa se escuda tras las pancartas. Una, tan cercana, donde ves rostros familiares, jóvenes y viejos, unidos por un sentimiento común. Pero también figurones y adheridos que olisquean futuros beneficios; otra, lejos, en un país extraño, donde el fanatismo se enroca en una espiral oscura, que pasaría desapercibida si no hubiera petróleo y amenaza atómica. Muchedumbres congregadas a la sombras de alminares. Unos, conmovidos por una pasión, que se aferran a una bandera en este tiempo de incertidumbre; otros, desesperados que se intentan desasir de la tenaza que secuestra el pensamiento y del velo humillante que cosifica a la mujer. En una se palpa el peligro, la valentía del gritar basta, aunque los uniformes agredan a la diferencia. Con cuentagotas llegan los análisis, sesudas teorías que explican los porqués, los gestos mesurados de la diplomacia que atisba pros y contras, beneficios y consecuencias, malos por conocer, apuestas con las cartas marcadas. En la cercana, observas como algunos, a pesar de los rostros bronceados, siempre pasean guarecidos a la mejor sombra, husmeadores del viento favorable, haciéndose hueco con los codos mientras ponen su gesto más respetable. El monstruo ya no es útil, así que ahora hay que derribar el busto de su pedestal. Cuántos le rieron las gracias, personaje anecdótico, charanga del peor tópico, aunque permanecía con los dientes bien afilados. Amenazaba y humillaba, pero eran daños colaterales para construir un imperio. Los mismos políticos que ahora corren para clavarle la estaca, aparecían genuflexos ante el populismo obsceno. Ya se adivina la damnatio memoriae, cierre del paréntesis grosero, que permute el gran poder en la humildad y paciencia; de la obediencia debida, a la desobediencia civil, para sacar rédito de la amnesia en el otoño del patriarca. Recuerdas momentos patéticos, muecas grotescas que aplaudían al hortera, loas al líder perpetuo escritas por voceros agradecidos, mientras edificaba su pirámide inconclusa. Hoy, sólo hay que cambiar de máscara, donde se dibuje la indignación de muchos indignos, para los que no hay rubor ni principios con tal de sacar el máximo rendimiento en este mercado persa.

jueves, 11 de junio de 2009

Neo Corpus


Procesión de uno de los días que brilla más que el sol. Imágenes antiguas e imagen nueva, custodias de plata y custodia de acompañamiento, órdenes religiosas y añejas órdenes militares de las que apenas se entiende el sentido, agrupaciones, congregaciones, corporaciones, colegios y chaqués, vanidad y salutaciones, sol y calor. La Sevilla oficial, que pretende permanecer inmutable con tradiciones del siglo de oro y otras de ayer por la tarde. ¿Cómo sería la festividad que respondiera a la Sevilla de hoy? La pesadilla apocalíptica del rancio toma cuerpo a través del Corpus; mientras que los "integrados" hablan de renovarse o morir, y adaptarse a la nueva realidad de una ciudad cambiante. Surgirían nuevas representaciones, un tramo de usuarios de la bicicleta, haciendo sonar su timbre en señal festiva, acompañan al paso de San Leandro, revestido de plata, con flores colocadas por Sevici en bonitas jarras con forma de manillar; San Isidoro porta en su mano derecha un Pc portátil; los niños carráncanos serían sustituidos por la congregación rancia-kani, con chaquetitas blancas, rosario que brilla más que el sol, mientras que ellas, muy compuestas, llevarían faldita inglesa; los trabajadores del metro y metrocentro, acompañarían el paso de San Fernando, nada de costaleros, iría alimentado por electricidad y con sus catenarias que, para la ocasión, estarían revestidas de rojo eucarístico; el paso del Niño Jesús del Sagrario procesionaría bajo nuevo templete de plata, basado en el metrosol-parasol, lo que, con la guasa característica de la ciudad, ha llevado a que se le conozca entre el vulgo como el niño-gnomo; las patronas, por su parte, ya no flanquean la Giralda, sino una maqueta de la Torre Pelli; los académicos suplantados por las nuevas academias, desfilan los directores de Afobán, Adams, Clic y Claustro con chaquetas de lino y pantalón fresquito, sin apenas oposición que se les resista; representaciones de las ONG se ordenan tras su estandarte con el lema "Otro mundo es posible"; los seises, con gorra y visera hacia atrás, ejecutan una danza urbana ante la custodia de Arfe; la banda municipal, sustituida por agrupación musical, Corpus Christi por la Saeta; la portada de la Plaza de san Francisco, se inspira en la fachada del nuevo seminario; los miembros del jurado de priostes sensibles levantan sus cartelas calificando cada paso y representación cuando desfilan por la Plaza del Salvador; y el público, para soportar el calor, ve con alivio como el nuevo microclima, que pulveriza agua, funciona a las mil maravillas.

lunes, 8 de junio de 2009

Premios


Con frecuencia descubres en la prensa la convocatoria o concesión de cientos de premios. Los hay de todo tipo, literarios, deportivos, de famoseo, prestigiosos y desprestigiados, para noveles y nobeles. Algunos te interesan, otros los desechas nada más ver la nómina de premiados. Los hay que se convierten en galas insufribles. Pero no vas a hablar de ésos hoy. No, hoy toca hablar de una práctica cada vez más extendida, que es la concesión del premio de rima consonante. Así, han surgido numerosos especialistas, que esperan el momento más oportuno para poner su pica en Flandes. La formula es sencilla, ampararse bien en la inocencia del interlocutor o bien en una breve presunción para el golpe certero. Un experto en premio convierte en imperativo y personal la acción, con el uso de verbos como comer o trincar, al que incluso se le puede añadir un prefijo enfático para dotar de más fuerza al escarnio: "atríncame". El experto puede estar en estado letárgico, pero, no debéis confiaros, su radar detector de terminaciones premiables permanece alerta y se disparará al oír cualquier palabra acabada en "olla", "ote", "ano", "abo", "ino"... Incluso, si es un auténtico creador, estará pendiente de alguna nueva forma tipo "uco" o "ato".
Hay auténticos adictos al premio que han sufrido las consecuencias de no poder corregir su fiebre apremiante, hasta el punto de haber perdido trabajos por haberla puesto de manifiesto ante los directivos de la empresa. En estos casos se recomienda un tratamiento de choque basado en la recitación de la fórmula del doctor Rufino de Moya a través de unos versos, que paso a exponer aquí.

"Tentaciones"

Regalo envenenado,caballo de Troya
escondido en la piel del gran equino,
convierte en logomaquia gran desatino
y las palabras camuflan su farfolla

Puya de rima sin grandes pretensiones,
victoria del versador, golpe sin mano,
vulgar para los que ponen objeciones
que en el escarnio ven talento enano

En el premio dos y dos siempre son cinco,
es aritmética torcida al fin y al cabo,
que sin desmayo en él ponen su ahinco.

No te dejes llevar por un fácil bravo
resiste los acicates con disimulo
que hacen que del toro sólo veas rabo.

Así se cierra con estrambote
estos versos de aspecto fino
para indicar cuál es camino
y que esta práctica no rebrote.

viernes, 5 de junio de 2009

Veinte años


Veinte años, cientos de vidas. Que no resuene la cancioncilla para conmemorar el aniversario de la ¿nuestra? No, no van por ahí los tiros. Pero sí va de tiros. Imágenes que se convierten en símbolos, que son capaces de conjugar todos los tiempos verbales de una infamia. Ahí se ve, detenido, desafiante, ante la maquinaria de hierro que se aproxima. Perfecta representación de la fuerza del estado que aplasta al individuo. El gigante y la hormiga que se niega a seguir formando parte de una colonia obediente. Una plaza inmensa, desasosegante, con esa grisura que expone la voluntad del tirano, partido único que se juega con las cartas marcadas, fue la elegida para la protesta, para el grito que expresa la necesidad de respiro. Soy aunque no me lo permitáis. Un rostro impertérrito, inmutable, agitó su mano inmensa para sacudirse la molestia. Hubo indignación, pero pesó más la indignidad. Mercadeo infame que acalló bocas. El gigante era un voraz productor de mercancias y consumo, quién se iba a preocupar de unas hormigas menos, cuando, si se reproducían, podrían acabar siendo termitas que devoraran el entramado. Así, se fue vistiendo de seda el fantoche simiesco, que lo importante era participar del enorme pastel, prender la antorcha para incinerar las voces que protestaban. Al final todo es estadística y proporción que minimiza la respuesta, que de eso trata la economía: rendimiento por recursos; y no se va a detener el tanque del progreso por unos cientos de idealistas. Al fin y al cabo la paradoja capitalista es capaz de reciclar en daños colaterales una masacre comunista. Quizás la historia es un cuento chino y los ciudadanos somos baratijas de todo a cien.

martes, 2 de junio de 2009

Reciclaje


Como una salmodia las palabras son lanzadas al aire, repetidas hasta que pierden su sentido, como verdad revelada que no admite duda. Por un lado, vivimos en el mundo del usar y tirar, donde nada permanece y hay que buscar estímulos continuos, para que la máquina no se pare. Por otro, hay que reutilizar, reaprovechar, no malgastar, que la basura se convierta en fuente de riquezas, en fértil metáfora de un mundo que es capaz de alimentarse de porquería, para, con envoltorio exquisito, presentarla como ambrosía. Todo es reciclaje, adaptación darwiniana que permita la supervivencia en este mundo de competencia. Se reciclan las personas, readaptándose para nuevos trabajos, las competencias pasan a formar parte de la educación obligatoria. Palabras nada inocentes que visten con piel de cordero al lobo hobbeniano. Competitividad diseñada por incompetentes. Cómo podemos seguir vendiendo la nada, frascos carísimos para perfume de aire destilado, depurado e hipoalergénico. La lengua que limpia y da esplendor a palabras rodeadas de moscas. Así, se habla de contenedores culturales, contenedores de ideas, cada uno de un color, en los que hay que dejar los desperdicios previamente introducidos en bolsas bien cerradas, para que no se derramen, que no hiedan. Después, a través del adecuado tratamiento, se transforma en guano que fertiliza palabras compuestas para enmascarar ideas simples; la inepcia se reviste con una carátula moderna. Reconversiones forzosas para desorientar al personal con el juego de los trileros, donde el gancho sonríe con los dientes de oro. Nada por aquí, todo para mí. Mientras, un público entusiasta aplaude descuidado, presa fácil del carterista. Es mejor agachar la cerviz para facilitar la colleja, que levantar la cara para recibir el puñetazo. Ropaje exquisito para cadáveres putrefactos, pero que el fotoshop puede devolver a la lozanía; sonrisa dentífrica que hace más jovial a la calavera.