viernes, 29 de mayo de 2009

Héroes discretos


Triunfos y celebraciones con las que combatir la mediocridad reinante. En los últimos años surgieron, como se dice ahora en metáfora vegetal, brotes verdes deportivos, asideros en tiempos de privaciones con los que combatir el naufragio. Cuando lo mediático se ha convertido en referencia que genera una imagen distorsionada, impactos momentáneos que nos desvían del bosque del análisis, de pronto, unos cuantos privilegiados con dones excepcionales muestran la excelencia en sus acciones, pero la discreción en sus palabras, el gesto elegante, la callada por respuesta. Qué diferencia con el vociferante grito, la llamada de atención del reclamo inmediato, fulgor que destella y tras el que no queda nada. Tan acostumbrados nos hemos vuelto a los mensajes luminosos, neón cegador para distraernos mientras nos roban la cartera, que la serenidad, timidez, deportividad y buenas maneras de los elegidos, que triunfan sin humillar, son un bálsamo que nos devuelve la esperanza. No todo es ruido, no todos son voces estentóreas, y se puede imponer el susurro insinuante con seductor ritmo. Cuánta grandeza demuestra el tenista que combate con furia sudorosa y que, acostumbrado a la victoria con sabiduría, reposa una mano amiga en el hombro de su contrincante derrotado. Qué grato ver al gigante sereno que destaca entre el brillo de las estrellas sin exhibiciones horteras. O cómo no emocionarse con la elegancia de la gacela que se desliza por la pradera de césped rojiblanco, dominando con precisión cartesiana un escurridizo esférico y, con gesto medido, señala con dos estilizados índices al cielo cuando celebra uno de sus goles. Por no decir de los dos pequeños genios azules y granas que han dado una bofetada sin mano al gesticulante y caprichoso divo, ídolo de masas, con la pericia del prestidigitador, mientras los focos seguían la belleza hortera.
Héroes discretos, elegidos por los dioses, que hacen de la virtud silenciosa el mejor aliado del triunfo y la gloria.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Tecnologías


Uno no se da cuenta de la necesidad que tenemos de la tecnología, hasta que no padecemos su ausencia. Una inoportuna lumbalgia me tiene encerrado en casa más tiempo del aconsejable. Sillón con respaldo recto, libro abierto, pero cansa... Cansa esa sensación de inutilidad, levantarse y dar vueltas hasta que la espalda empieza a protestar. El móvil se convierte en un sustituto de la conversación; la escucha de una voz amiga, cuando no se puede contemplar su cara. Pero, de repente, el móvil deja de funcionar o, para ser más exacto, yo puedo oír a quien está al otro lado; pero, él o ella no me escucha a mí. Comunicación incompleta en la que doy la callada por respuesta, aunque mi voz quisiera elevarse por encima de antenas y repetidores. Acudo a la alternativa. Sumergirse en el universo de la red; bucear por las bitácoras amigas. Esta vez, fallo informático. El portátil que no responde y no se abre, me veta el acceso a ese mundo paralelo. Torpeza tecnológica para adivinar de dónde procede la desobediencia; qué arcano maneja estos aparatos caprichosos. Ningún remedio casero, ningún informático que halle la piedra rosetta en estos momentos de zozobra. Desesperado, lleno de imprecaciones al aparato, más computadora que nunca. Búsqueda de consuelo, acudo a la caja tonta, presto el mando a distancia; también me traiciona, desobediente, no se adapta a los canales marcados. Inicio de danza del contorsionista; búsqueda del ángulo que devuelva la obediencia. Pero, para mando ya está él. La tensión y el movimiento multiplican mi padecimiento, a traición y por la espalda el lumbago se manifiesta. Hay que desistir de la televisión; retorno al ordenador y vuelta a reflejar que hoy no es día para disciplinas. No hay orden ni mando que hagan posible encauzar la anarquía audiovisual. A punto de comenzar una novena a San Isidoro o programar peregrinación a Silicon Valley, la mano más amada acude a mi desamparo y me presta un portátil que alivie el mono. Recurso para no renunciar al cursor. Suspiro de alivio; aunque la reflexión te lleve a pensar qué dependientes somos de la ortopedia tecnológica. Como pintores sumergidos en Altamira, sufrimos la escasez de la tea y el sebo que proyectan nuestras sombras. Las culpas al dios del fuego, aunque no nos demos cuenta de que se mojó la madera.

domingo, 17 de mayo de 2009

Refugio


Se abre una ventana a la mañana luminosa, pero el aire te trae el sonido de bocinas, desconcierto y cacofonía. A la izquierda, otra ventana parpadea, fragor de una batalla, danza de cuerpos que disputan por una pelota. Delante, otra muestra el mundo, reducción en pulgadas que sustrae una dimensión a lo palpable. Los diarios recitan un no sé qué de tristes letras capitales, eco que reitera murmullos del ayer. Polémicas servidas al mejor postor o impostor. Guiños para una galería transitada sólo por los muy convencidos de antemano. A veces dan ganas de quedarse al otro lado del cristal, contemplando la realidad sin mojarse, indiscreto voyeur a cubierto; la agorafobia como excusa para no tomar partido. Sé que es una posición cobarde, pero, más que el temor a tomar partido, es la pereza que produce la contemplación de los entusiastas, el rictus desencajado de los que empuñan los megáfonos y se acercan a los atriles. El dedo acusador del sermoneador que ve pajas, polvos y lodos, cuando las cataratas de sus ojos se desbordan de prejuicios. Polemistas profesionales que multiplican sus bienes por gritos, cuanto más cuentan, más suman en la pelea. Posiciones inamovibles en la guerra de trincheras, ¿para qué plantear una duda que puede abrir un resquicio que tambalee la torre de Babel? Palabras que provocan el tic del aplauso o la indignación del ofendido, no escuchadas, no pensadas, apenas sentidas para buscar el asentimiento; salmodias recitadas que desgranan las cuentas corrientes del rosario. Ante esto, una retirada estratégica, combatir la desidia y aburrimiento, abriendo las páginas de un libro; anacoreta por unas horas que se refugia en las letras impresas. Alguien más inteligente lo escribió con mejores palabras: "deseo irreprimible de abrir la boca en un bostezo espléndido"; aunque su mutis será permanente. Que la tierra le sea leve, don Mario.

viernes, 15 de mayo de 2009

Himnos y banderas


Siempre pensé que acudir desbocado tras un trapo agitado era más postura de toro que de hombre. Desde pequeño me parecieron ridículas las letras de los himnos; claro está que la del colegio decía, en memorable estrofa, aquello de "insigne pedagogo, mentor de juventudes, espejos de virtudes del alma estudiantil..." En la infancia, se multiplicaron himnos y enseñas, momentos solemnes en los que había que ponerse de pie, y nuevas letras que aprender. Todos pueblos elegidos, al que les esperaba un destino lleno de prosperidad, ya fuera Alemania sobre todos, o Etiopía próspera y unida, los himnos construían la gloria de la patria nada más se invocasen sus mágicas palabras, sin importar el desafino colectivo. Cuando, ya mayor, entendía lo que decían algunas letras, espantaba aquello de "que una sangre impura empape nuestros surcos". En eso, el himno español, aunque musicalmente no me pareciera muy allá, tenía sus ventajas, porque podía ser cantado en ese esperanto que supone el tarareo e imaginar que la letra no era una ofensiva violencia sedienta de venganza. Hace unos días, se montó descomunal escándalo por un abucheo generalizado al himno español en la copa del rey. Curiosamente, los que mostraron una mayor hostilidad, son aquellos que presurosos acuden a una bandera para ondearla con aire furibundo, motivo de orgullo excluyente que enarbolar frente al enemigo imaginario. Hay que desconfiar de aquellos que al escuchar un himno entran en trance hipnótico, henchidos los pechos con esa marcialidad de película, los ojos vidriosos y la mirada perdida en ese horizonte de grandezas, nostalgia de una época imperial perdida. La necesidad de una fraternidad de sociedad limitada, que se reserva el derecho de admisión y veta la entrada a los impuros, fronteras imaginarias, para los cortos de imaginación, que se aferran a un mapa que restringe el paisaje a un trazado de líneas y colores en dos dimensiones. Con los días, las bajas pasiones se agitan, y aquello que fue falta de educación y decoro, a fin de cuentas estamos hablando de un estadio de fútbol, donde las buenas formas no son de uso común, acaba convirtiéndose en un asunto de Estado, para hacer de la mezquindad arma arrojadiza con la que golpear la cabeza del adversario. Curioso país España, donde sólo parece aprovecharnos las banderas para clavar el mástil en el ojo del enemigo, cantar el himno para escupírselo en la cara al vecino, y hacer de lo diverso campo semántico, que enriquece el vocabulario, para tener más palabras con que insultar. Qué oportuno sería, a veces, un daltonismo generalizado, que unificara colores, que, a fin de cuentas, los Rh no se distinguen a simple vista. Si, como decía Rilke, la verdadera patria es la infancia, mi himno debería empezar por aquello de "abuelito dime tú, por qué hoy soy tan feliz". Hoy ya voy estando mayor para tocar a rebato por más de un himno.

martes, 12 de mayo de 2009

Adiós

Hay días en el que uno se desayuna con una mala noticia que le encoge el ánimo. Días en los que la memoria sentimental está algo más huérfana de esas referencias que te han hecho crecer y alimentar tus fantasmas y espíritus. La música es el arte con mayor capacidad de evocación, y hoy se nos ha ido uno de los que sostuvo parte de nuestra juventud, en un país que parecía sacudirse la caspa y, envuelto en imposibles cardados y enormes solapas, acudía entusiasmado a la fiesta. Días de vinos y rosas, de amaneceres en las calles y prisas, muchas prisas. Con los años aprendimos a separar el grano de la paja, a ver qué había de calidad y qué de impostura. Hoy se nos ha ido uno de los grandes. Descansa en paz Antonio Vega.
httpwww.youtube.comwatchv=pqSQxQJdNR4

viernes, 8 de mayo de 2009

Curso de verano


Uno andaba buceando entre los periódicos para ver sobre qué escribir. Entre estornudos y picores de ojos, que la alergia va por barrios, y parece que esta primavera tardía aparcó todos los pólenes y gramíneas en el mío; la astenia, que me seduce con su invitación al bostezo y la pereza; la atonía instalada en la ciudad, donde sólo la ignominia o el oficio de palmero la devuelven a las portadas, que lo demás son localismos tan nimios que no merece la pena ni un triste tecleo en el portátil; y ya no se celebran las cruces de mayo.
Pero, siempre hay un esperpento a la vuelta de la esquina, que acude al rescate para ofrecerte una mano tendida. Y en ésas vislumbraste, como en sueños, al gran Cachuli investido honoris causa, con su birrete color caqui, rodeado de doctos y sabios que asentían ante sus palabras. Mientras, una Pantoja embargada, en todos los sentidos, acompañaba su discurso con palmas rocieras. La universidad, antigua institución, se acercaba a la ley de la calle, desterraba los viejos tomos, para digerir la rabiosa actualidad, los cursos de verano se convertían en la barbacoa académica, cómo me gusta la barbacue. El rector sigue el camino torcido para devolver, vomitando, su institución a los telediarios. Hay que potenciar la investigación: pues ahí tenemos a uno de los más investigados. Invertir en nuevas tecnologías: tate, que es uno de los mayores expertos en roboética. Acerquemos las instituciones académicas a las empresas: pues claro, se trata de un famoso en presidio. No queriais Bolonia: ahora vais a tener Palermo. Hay que airear el olor a ranciedumbre; limpiar las vetustas aulas. Para ello, traigamos a los expertos en blanqueo, que supieron limpiar las arcas de la herrumbre del dinero. Belén Esteban ya está preparando su tesis, se rumorea que podrá tener un sillón en la Academia; aunque ella prefiera la hamaca letra X mayúscula. Ana Rosa pronto leerá la ¿suya?: "El retrato de Dorian Gray: botox avant la lettre"; y Paquirrín pronto entrará en el colegio de catetádricos sin mérito. Gaudeamus igitur.

martes, 5 de mayo de 2009

Caridad


La caridad empieza por uno mismo, y si es ejercicio de egotismo, le enseño los papeles que es una garantía que impele a realizar lo que más me conviene. Viene esto a cuento por que tenemos una es gae que vaya si se las trae, presidida por un "autor" con apellido de mayordomo, que cumple la primera acepción del DRAE y cuida de las finanzas de su domus; aunque para ello haya que recurrir a recaudar con la hucha del Domund. Igual reza al diablo que a Santa Rita, que lo que Teddy no se quita, convertida en incansable termita, que soy autor y eso me autoriza. Pues yo le escuché alguna canción y su autoría me aterroriza. Menos mal que también está por ahí Ramoncín, otrora rey del pollo frito, que se convirtió en Ramón del mismo árbol, para así comer jamón, que si no tienes talento, más vale talante, con lo que te enriqueces antes. Y si hay que cobrar derechos por un concierto benéfico, que no aplicamos descuento, para seguir obteniendo beneficios: un diez por ciento no es estropicio, y a nosotros nos viene de ensueño. Así se demuestra que somos autoridad, y velamos por nuestro intereses; que el dinero es una prioridad. Para qué sirve la creatividad, si no hay reparto que compense este parto de la genialidad.
Aunque al final tenga que rectificar, como asunto de sabios es; eso sí, después de saberse el escándalo, por sacar rédito de la desgracia de un niño, no vayamos a perder más crédito, ya que cobramos de la imagen y por un estrecho margen, vayamos a ser más malajes.
Bien está lo que bien acaba, aunque, afanados en el canon, no ven que éste les afea, aquello que se dispuso, para ser modelo de belleza.

viernes, 1 de mayo de 2009

Primero de Mayo


Jornada festiva. La vieja liturgia reivindicativa desempolva pancartas y eslóganes. Se afila el estilo del pareado ofensivo, donde banquero rima con ratero y los eres pasan a ser segunda persona del plural, de verbo transitivo a intransitivo y de activa a pasiva. Los ejecutivos se convierten en ejecutores, aunque el cazador puede ser ejecutado. Malos tiempos laborales, donde el paro se combate con eufemismos, el circunloquio se convierte en el camino más trillado y las medidas son paliativas con recargo del 16%. Algunos sabios invocan: el despido se hará libre. Mismos expertos con distintos collares. A la bolsa cada vez se le ve más el fondo monetario, aunque algunos dispongan de cajas B, sobre las que se clavará el RIP para otros, que recogerá las lágrimas de unos más deudos que nunca. La fe en el catastro nos llevó a la catástrofe, dioses materiales con los que se construyeron nuevos templos, para adorar a la marina de oro. Llanto y crujir de dientes para los expulsados del paraíso fiscal. Cifras menguantes y letras crecientes. Los bancos no dieron crédito a los agoreros, y ahora, simplemente, no dan crédito. El cobrador del frac se acecha a sí mismo, y da gracias por tener trabajo intensivo. Tiempos en los que se confunde derecho con estar tieso. Feliz 1º de mayo.