jueves, 12 de julio de 2012

Público y privado

Nuevas medidas se anuncian desde la tribuna. Los recortes sí quitan lo valiente. Valientes gobiernos aquí y allá… Políticas de recortes de doble hoja: la primera recorta y la segunda apura. El presidente, con gesto de empleado de funeraria que da su más sentido pésame a la vez que enseña el catálogo de féretros, desgrana, espurreando, uno tras otro los ajustes a la carta, mientras que se acentúa su estrabismo. Sin darnos cuenta, los ciudadanos también nos extraviamos, porque ya no sabemos a dónde mirar, golpeados por todos los flancos. Tomamos medidas, anuncian, mientras nos siluetean con una tiza para confeccionarnos el traje que mejor nos luzca en el funeral. Los corifeos, sí, porque nada más que hay que verles los rostros e intuirles el alma para definirlos, secundan cada una de las puñaladas con una sonrisa y un aplauso. ¿Por qué reís? ¿Qué felicidad produce esta nueva vuelta de tuerca en los derechos de los ciudadanos que mal-administráis? ¿No os queda ni un mínimo pudor para componer un rictus compungido de cara a la galería?

Una vez más lo público como sospecha. Lo público como culpable. Lo público que ya tiene marcadas las líneas que facilitan el recortable. Lo público, diana bien visible a la que asaetear desde los medios que justifican el fin. El cajón desastre que soporta todos los “ajustes” servidos a la carta, en los que no se separa el grano de la paja. Camarote de los Hermanos Marx (Carlos ya había sido despedido de la compañía). Estos son mis principios… Pues no sé cómo serán nuestros finales. Más recortes, que es la guerra… y dos huevos duros. Lo público cada vez más fino e inseguro: aplíquense las compresas para bajar la fiebre, con receta médica y no sale gratis. Que lo único que recetan ya gratis de las farmacias es la vaselina, bálsamo de Fierabrás para el derroche mediterráneo. Estalló la burbuja y acabamos todos en pompa. Menos funcionarios para que el país funcione, se lee en el libro de instrucciones y todos aplicados a seguir el dictado. Aquí sólo hay una ortografía y, si te pillan una falta, se te aplicará el castigo griego. Único tratamiento posible, anuncian los integrados, mientras aquellos que creían que con su mera presencia domarían al león, miran para otro lado, cuando este devora la carne que le han echado entre los barrotes. ¿O los que estamos entre los barrotes somos nosotros?

El sueño de la razón europea que sólo se manifiesta en una moneda única, con la que nos creímos ricos y sólo éramos fichas en la partida del monopoly. Lo que importa y lo que exporta, eliminamos las fronteras para que circulasen los capitales. Así, cuando hemos despertado, volvemos al turismo es un gran invento. Hicimos una cesión de soberanía que nos devolverá a la España de los cesantes. Miau, dice el gato que se pone las botas, mientras juguetea con los ratones. De servidores a siervos, simplemente por un recorte de sílabas, para salvar a la banca y seguimos sin dar ni recibir crédito.

 Hay que ser emprendedores, reza el nuevo mandamiento. Hay que recortar los subsidios para incentivar la búsqueda de empleo. Incentivad, incentivad malditos que, sólo con asomarse a la esquina, podréis ver a los emprendedores buscando alimentos en los contenedores.

Ser vicio público para beneficio privado o cómo privar de los beneficios a la mayor cantidad de público. Pérdidas y ganancias en la balanza trucada. Cómo cuadrar la fórmula y despejar la incógnita: consuma con resta masiva. Piedra, papel y tijeras. Sobre el papel siempre ganan las tijeras, imprescindibles para hacernos pasar a todos por la piedra.

4 comentarios:

  1. al cielo cielo voy...
    ¡ojo, cuchillo o tijeras!...
    ¡ojo! ¡ojo! ¡ojo!...
    gritan todos los españoles...
    en pompa y con vaselina sin receta...

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    1. Y, en estas circunstancias, quién hace de barriguera en este juego. QUé tiempos aquellos de al cielo voy; uno de los pocos juegos infantiles donde el gordo era tenido en cuenta a la hora de ser elegido para el equipo.

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    2. esta respuesta suya...
      es una de las mejores entradas que he leído en la historia... toda una reflexión sociológico-costumbrista...

      barriguera o madriguera, que también se decía...
      qué torpeza la de tener al gordo en tu equipo y hacerlo saltar el último... en teoría debía de ser el golpe de gracia pero la mayoría de las veces ringaba a su equipo... el gordo tenía que saltar el primero y al medio... para que los demás hicieran la torre encima...

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    3. Qué grandes vocablos eso de ringarse o aquel otro de "no vale que ha marineao", para qel que se deslizaba hacia adelante agarrado sobre el torso del adversario que pringaba. Es cierto la teoría del gordo, malas opciones de táctica podían llevarte a que el gordo cayera sobre tu espalda y, contigo, todo el equipo.

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